Con un saludo a mi estimado amigo el Ing. Antonio Pino Aguilar
Por Ramón Durón Ruíz

«Nunca dejes de tener esperanza… todos los días suceden milagros” los milagros obran maravillas, que te enseñan que cada instante vivido con la esperanza de que tras el prodigio del nuevo amanecer, viene para ti, un racimo de incontables milagros.
Detrás de cada nuevo amanecer está el milagro del amor y de la vida, y la esperanza de que es posible que se realicen tus sueños, porque la esperanza, tiene esa magia de vida, que te sorprende cuando ves que los milagros llegan, cuando pleno de una visión positiva de la vida… crees que llegarán.
Cuando reconoces que estás hecho espiritualmente por manos Divinas, entiendes que la esperanza y los milagros son hermanos gemelos, que viajan por el mismo camino, sólo se requiere, que a pesar de los densos nubarrones que lleguen a tu vida, pleno de FE los invoques.
Para el viejo Filósofo hay una sana corresponsabilidad entre milagros y esperanza, cuando quieres utilizar la razón para explicarla, te faltan palabras, la razón termina, donde los milagros inician.
El amor incondicional atrae los milagros a tu vida, porque el principio de la esperanza y de los milagros, está fincado en el poder del amor, la FE, la gratitud, la oración, y de que en humildad bendigas la vida.
Sucede algo que me parece increíble, entre más bendices a la vida, a tu familia, a los gobernantes, a los que sirven a la sociedad, a los ancianos, a los enfermos, a los presos y desamparados, a los niños, a todas las madres, más milagros llegan a ti.
Aquel que no claudica, que cree en sí mismo, sabiendo que lo mejor está por venir y lleno de confianza pide, se le es concedido, porque los milagros llegan a los seres que llenos de esperanza, están preparados para recibirlos. Así como se multiplicaron los panes y los peces, la esperanza es un sano multiplicador de alegría y felicidad, que permite que los milagros lleguen, sólo se requiere que abras tu alma para recibirlos y tu corazón para sentirlos.
Si es en las noches oscuras, santas y serenas, cuando se aprecia mejor la majestuosidad del universo, es en plena adversidad, cuando creyendo en ti mismo y te llenas de esperanza, que los milagros ocurren.
“La esperanza te lleva a volar en pleno vendaval, a navegar en la intensidad de la tormenta, a no rendirte ante ninguna dificultad, porque es el norte, el polo magnético que te da rumbo y sentido de pertenencia; te lleva a creer que es posible que superes cualquier adversidad, porque eres más grande que los problemas”
Para éste campesino de Güémez, la alborada que nace, el canto de las aves, la familia, el techo, el pan, los amigos, el trabajo, son un milagro que es imposible describir, porque no llegan a tu vida para que con la razón los expliques… sino para que con tu alma los sientas.
La esperanza es una forma espectacular de sentir que formas parte del milagro de la vida, porque “Los milagros no son la implementación de una ley natural, sino la implementación de una ley superior” que te recuerda que estas aquí para amar, ser amado y ser profundamente feliz.
A propósito “la viejita le dice al esposo: — ¡Viejo!, crees que no me he dado cuenta que has tenido relaciones íntimas con las 10 sirvientas que hemos tenido.
El viejecito le pregunta: — Tú en nuestros 50 años de casados ¿Alguna vez me has sido infiel?
— Bueno, viejo –responde– siendo honesta, ¡sí!, te he sido infiel tres veces…pero siempre por una buena razón.
El viejito ante la confesión de su esposa, le dice: — ¿Me puedes explicar qué significa buena razón?
— ¡Mira viejo!, la primera vez fue después que nos casáramos. Estábamos a punto de perder la casa porque no podíamos pagar la hipoteca. ¿Te acuerdas que una tarde fui a ver al gerente del banco y al día siguiente se nos comunicó que nos extendían el préstamo?
— ¡Hummm! puedo perdonarte por esa vez, pues salvaste nuestra casa, pero ¿qué ocurrió la segunda vez?
— ¿Te acuerdas viejo cuando estabas enfermo y no teníamos dinero para pagar la operación que necesitabas? Una noche fui a ver al médico y al siguiente día pasaste por el quirófano sin costo alguno.
— ¡Ah!, sí lo recuerdo, lo hiciste para salvar mi vida, así que puedo perdonarte también. Ahora dime ¿qué pasó la tercera vez?
— ¿Te acuerdas viejo, cuando te presentaste a las elecciones del Club de Golf como candidato a Presidente…Y NECESITABAS 150 VOTOS MÁS?”1
1 http://www.todo-mail.com/content.aspx?emailid=5538