“Las mujeres, ignoramos nuestra verdadera estatura, hasta que nos ponemos de pie”
Emily Dickinson
Si algo puedo admirar de las personas es su constancia y empeño para lograr un propósito positivo, sea para bien de su persona o para la sociedad. Pero en el caso de las mujeres lo reconozco más, pues por la naturaleza de sus roles sociales, les cuesta más trabajo alcanzar una meta, obtener un logro o consolidar un proyecto académico, social, político, etc.; sin embargo en todos los tiempos han surgido mujeres admirables, y hoy quiero referirme a tres en particular emblemáticas, dos son extranjeras y una mexicana-Xalapeña, mismas que en el 2016 se encuentran luchando por diferentes causas y hoy tienen presencia total en los medios: Hillary Clinton, Lilian Tintori y Sara Ladrón de Guevara. La primera, política de carrera en búsqueda de la candidatura a la Presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica por el partido Demócrata y quien ha sido muy vapuleada por sus contrarios del partido Republicano. La segunda, es una venezolana que lucha por la libertad de su esposo Leopoldo López, Líder de la Oposición al Régimen del Presidente Nicolás Maduro; y la tercera es una Académica Xalapeña quien, en su papel como Rectora, lucha por defender a la Universidad Veracruzana en el cobro de los compromisos contraídos por el Gobierno del Estado para con esta institución. Pero vamos por partes.
En el caso de Hillary Clinton, cuyo nombre real es Hillary Diane Rodham, nació en Chicago, tiene 69 años y es Licenciada en Derecho por la Universidad de Yale. Desde muy joven se distinguió como una profesionista brillante al grado de ser considerada como una de las abogadas más influyente de los Estados Unidos. En 1975, se casó con Bill Clinton cuando aspiraba a ser gobernador en Arkansas, misma que él gana gracias a la labor altruista de Hillary a favor de los niños y familias de ese Estado, siendo esto mismo un factor determinante, para que su esposo ganara posteriormente la Presidencia de esa nación. En 1994, como Primera Dama, apoyó al Presidente en actividades sustanciales de mejoramiento para el país, promovió el Seguro Médico para los niños, La Ley de Adopción y Familias Seguras, la Ley de Independencia de Hogares de Guarda, entre otras valiosas actividades a favor de la niñez, juventud, las mujeres y sus familias. Es reconocida como una mujer valiente y decidida que no ha temido enfrentarse a las adversidades y a los detractores del apellido Clinton, como cuando encaró al caso Whitewater y el caso Lewinsky
En el 2000, fue Senadora por el estado de Nueva York y reelecta en 2006. En 2008, contendió en las internas para la Presidencia con gran aceptación pero finalmente perdió por poco margen la nominación demócrata frente al Senador de Illinois, Barak Obama, hoy presidente de los EEUU, mismo que la nombra su Secretaria de Estado de 2009 a 2013. En el 2016, Hillary nuevamente es una fuerte aspirante a la Presidencia en las elecciones internas del Partido Demócrata, que de ganar esa etapa, se enfrentará con un fuerte opositor del partido republicano. Sin embargo, ella sigue adelante, no se inmuta y continuará en su propósito hasta que esto se defina; y de ser la candidata de su partido, sin duda ella se llevará triunfante la elección, –porque ya tiene mucho camino recorrido–, y entonces habrá convertirse en la primera mujer Presidenta de los EEUU, en la elección de noviembre del presente.
Otra mujer valiosa, que ha ganado presencia en los medios en estos últimos años es Lilian Tintori, poco conocida en México pero mucho en su país Venezuela. Nació en Caracas, tiene 38 años, es Licenciada en Educación Preescolar y Especializada en comunicación política por la Universidad Central de ese país; quien de ser una mujer famosa como presentadora de televisión, locutora en diferentes medios informativos, deportista campeona nacional de Kitesurf , representante de diferentes asociaciones civiles a favor de la sordo-ceguera, de la defensa de los derechos de los jóvenes y las mujeres que sufren violencia de género, hoy es una férrea luchadora social y política envolatada en dos causas: primera, lograr la libertar de su esposo el luchador social, Leopoldo López, opositor al Presidente Nicolás Maduro encarcelado en 2015 en la prisión Ramo Verde de Los Teques, Estado de Miranda; segunda, cambiar el sistema político de Venezuela para derrocar el régimen del Presidente ahora que, en la Asamblea Nacional, la oposición tiene mayoría.
Es por ello, que Lilian ha tenido que organizar diversas manifestaciones, las cuales han sido repelidas por la policía venezolana, también ha sido amenazada, vejada, acosada, violentada en sus derechos, y aun con todo, ella no ha desistido en su propósito y, hoy viaja a otras naciones—entre ellas México–, para pedir apoyo y exhibir la dura realidad de lo que acontece dentro de su país. Un país, según ella, “…sellado por la descomposición social, la escases, la pobreza, el desempleo, la injusticia y la represión a los ciudadanos que no coinciden con el régimen autoritario, el cual perdió rumbo y que se aferra al poder aun en contra del rechazo popular”.
La tercer mujer de la que quiero hacer mención, actualmente lucha por una situación que tenemos muy cercana, no sólo como mexicanos sino como veracruzanos, ella es Sara Ladrón de Guevara, nacida en Xalapa, Veracruz, Licenciada en Antropología, con Maestría en Historia del Arte y Doctorada en Antropología, de 52 años, Investigadora de la UV, casada con Guillermo Heitler Aroeste, y hoy Rectora de la Universidad Veracruzana. Quien como tal, y junto con su equipo de trabajo, sostienen de varios meses a la fecha una lucha tortuosa defendiendo y reclamando los adeudos que tiene el Gobierno del Estado con la UV, situación que hoy ha salido del contexto educativo para entrar en el judicial, debido a que la Universidad ya interpuso la denuncia formal del hecho, tanto en la Fiscalía General del Estado como en la General de la República.
La posición de la Rectora es de reconocerse, porque pese a la presión que ella tiene al interior y exterior, defiende a su institución con capacidad, entrega, profesionalismo, en apego a los cauces legales correspondientes, y de forma pacífica. Cualquier otra persona en su lugar, ya hubiera prendido la llama en todas las facultades e institutos para ejercer presión al gobierno, sin embargo, ella ha sabido llevar las cosas de manera consciente y firme, para rescatar aquello que a la Universidad se le ha quitado desde hace dos sexenios a la fecha. Sin duda, este es un caso que, aunque cada vez se presenta más complicado, estoy segura de que éste llegará a buen fin, en donde se habrá de privilegiar el cumplimiento de la Ley, la negociación honesta y la buena fe de las partes, y habrá de obtenerse lo que mejor convenga a la institución educativa, con el apoyo del Gobierno del Estado y de la Federación, como entes tutelares y obligados a garantizar la educación de todos los veracruzanos y mexicanos. Pero mientras tanto, Sara, pasará a la historia como funcionaria y como mujer de lucha, por adoptar una posición digna defendiendo a “capa y espada”, a la Universidad Veracruzana, lo que sin duda merece nuestro reconocimiento.
Pero, ¿por qué hablo de estos casos? Porque son reales y quienes los lideran son personajes que cubre ciertas características, y es importante decirlo, porque en estos tiempos en donde abunda — en algunos y algunas– la irresponsabilidad, la falta de compromiso y el cinismo en el servicio público y en la política, estos casos son dignos de admiración especial y más, tratándose de mujeres que asumen obligaciones serias y tienen voluntad férrea para lograr objetivos y resultados efectivos de carácter social, institucional o político. Esas son las acciones que hacen que las mujeres inspiren confianza en su paso en los cargos de decisión y den ejemplo de lo que es un buen liderazgo en el servicio público y el de asumir un compromiso por una causa, hasta las últimas consecuencias.
Por eso, cuando veo ejemplos de virtud en mujeres–niñas, jóvenes o adultas–, que no desisten, que todos los días se enfrentan con valentía a la crítica, la competencia desleal, la injusticia, la discriminación, el acoso, la violencia y la adversidad, y que emprenden esas luchas convencidas de que la vida vale la pena si al final de la batalla hay un deber cumplido, un logro, una conquista, un avance, incluso una derrota que ayuda a mejorar y a continuar el camino con mayor fortaleza y esmero, es cuando llego a la convicción de que no hay sexo débil y que tampoco es cuestión de géneros, sino de seres humanos capaces y conscientes del papel responsable y decisivo que han decidido asumir, a favor de la sociedad, en esta segunda década del siglo XXI.
Gracias y hasta la próxima