Estamos a cuatro meses de los comicios electorales para elegir gobernador y renovar el Congreso de Veracruz. Las precampañas han iniciado y en breve estarán las campañas en todo su apogeo. Mediante esta actividad cívica, la ciudadanía tiene la oportunidad de elegir a sus próximos representantes en los Poderes del Estado.
La vigilancia de los recursos aplicados por parte de las autoridades y la sociedad se ha fortalecido en los últimos años. La fiscalización del origen y aplicación de recursos se ha perfeccionado cada día, aunque, no se puede negar que el éxito de esta fiscalización depende de la buena voluntad y transparencia de los partidos políticos y sus candidatos.
De ahí la importancia del llamado que hace el diputado Marco Antonio del Ángel Arroyo para que servidores públicos eviten “la tentación” de apoyar con recursos públicos al candidato de su preferencia.
“Los servidores públicos federales, estatales y municipales deben acatar la ley y no utilizar recursos del erario público a favor de algún candidato o partido político. Las acciones que realizan las instancias gubernamentales deben continuar, pero con pleno respeto al proceso electoral de la entidad.”
Asimismo, los candidatos deberán abstenerse de pedir favores a sus correligionarios o amigos que dispongan de recursos públicos para obtener un beneficio.
Sabemos que nuestra democracia no está consolidada aunque en cada proceso tengamos más participación ciudadana. Se debe garantizar el principio de equidad entre todas las fuerzas políticas y que la persona que llegue a representar nuestro distrito o sea electa gobernador o gobernadora, pueda trabajar sin ataduras, con plena libertad y vocación de servir a sus electores.
Tampoco podemos limitar o coartar el derecho de los funcionarios público de manifestarse -en lo personal- por el candidato de su preferencia, de acompañarlo en sus recorridos sin menoscabo de sus actividades y responsabilidades públicas.
Hoy tenemos una sociedad más madura y participativa. Sabemos de cómo sufragar e incluso, diferenciar nuestro voto. Hemos aprendido y sabemos el valor que tiene el ejercer nuestro derecho.
Pero la política y, en este caso, las elecciones son actividades humanas, por lo que no es perfecta y se puede incurrir en alguna anomalía. Pero para eso está la sociedad y su participación.
Muchas y muchos hemos participado como funcionarios de casilla o en la observación electoral. Pero también y por cuenta propia estamos atentos de cómo se desarrollan los comicios e incluso acudimos al cierre de las casillas para presenciar a la distancia adecuada el conteo de los votos.
Los recursos financieros que se destinan para el proceso electoral son públicos y deben ser una inversión social. Al participar, los ciudadanos utilizamos correctamente esta inversión y evitamos que se convierta en un gasto inútil.
De cada una de nosotras depende que sea así. Podemos y debemos, pero sobre todo, habremos de reforzar el exhorto que hace el diputado Marco del Ángel al cuidar que nuestros funcionarios no condicionen los recursos, obras y bienes a los que tenemos derecho. Ya no es el tiempo de la dádiva, sino la época de la democracia.
Por hoy es todo, les deseo un excelente fin de semana y nos leemos en la próxima entrega.