En una ceremonia que apenas duró tres minutos ante un Zócalo capitalino a medio llenar, el Jefe de Gobierno, Miguel Angel Mancera, le entregó las llaves de la Ciudad de México al Papa Francisco. Esta vez el protocolo fue distinto, se realizó en un acto masivo, momentos antes de que el Papa ingresara a la Catedral Metropolitana. Mancera recibió a Francisco en un templete de madera, con un muro verde de fondo y los escudos de la Ciudad de México y El Vaticano grabados. Más tarde, el Pontífice irá a un momento muy esperado por él, a visitar la Basílica de Guadalupe. Pidió que lo dejaran a solas unos minutos con la Virgen de Guadalupe. La nota de Manuel Durán en «Reforma».