«El regaño, perdón, el discurso de Jorge Mario Bergoglio en la Catedral Metropolitana no dejó títere con cabeza, porque lo mismo causó reacciones entre la jerarquía católica que entre la clase política del país. Cómo estaría la cosa que mientras el Papa hablaba, entre los obispos asistentes parecía un concurso de caras y gestos. Unos reflexivos, otros levantando las cejas, unos más fruncían el ceño y otros de plano hacían como que la virgen les hablaba». Lo comentan en ¿Será? de «24 Horas».