«Hermosas, dolorosas, importantes palabras del Papa. Y como toda belleza tiene un elemento moral. El suyo es un llamado al país a mirarse tal y como es- en buena parte- ¨corrupto, violento, inseguro, dividido, del cual tantos huyen, en el cual tantos mueren. El suyo es un exhorto a la clase política a comportarse como no lo hace. con rectitud, con compromiso., con una visión del bien común. El suyo es un llamado de atención a los que esquivan la mirada y mutilan la fe. Y en unos días más el Papa se irá y sus palabras, que deberían quedar cinceladas en cada muro de la nueva ciudad, se evaporarán. Se olvidarán. Entre otros, Norberto Rivera regresará a sus lujos y Onésimo Cepeda a sus tardes de golf». Es parte de lo que escribe Dresser en «Reforma».