Por Ramón Durón Ruiz
«Las cuatro leyes de la espiritualidad: 1.- La persona que llega, es la persona correcta; 2.- Lo que sucede, es lo único que podría haber sucedido; 3.- En cualquier momento que comience, es el momento correcto; y 4.- Cuando algo termina… TERMINA” 1
El viejo Filósofo afirma: “Las cosas duran… hasta que se terminan”; es un hombre religioso que se identifica con la espiritualidad, pero la limitación mental con la que vivimos, me invita a hacer un equilibrio entre el mundo material y la riqueza inagotable de un mudo espiritual, que hace que mi alma se regocije, que mi tarea se vuelva mágica y espectacular, el cosmos posee una fuerza maravillosa que mueve la energía del universo y con él la nuestra.
El hombre es un modelo matemático perfecto que en la geometría, la lógica y la espiritualidad se identifica plenamente con la estructura del universo.
La espiritualidad me libera del síndrome de la infelicidad y de afanarme en buscar lo social, político y religiosamente perfecto; me armoniza con el cosmos, abriendo mi alma para visualizar lo que para el sentido de mi vista pasa desapercibido, y cuando mi mente-cuerpo-alma están en equilibrio, el mundo que me rodea también, entonces llegan los milagros.
La espiritualidad es la que tiene la magia de elevarnos por encima del mundo material, con sus riquezas y envidias; me enseña que el gran secreto de la vida es: “comer la mitad, caminar el doble, y cumplir con los atributos de los triunfadores: amar incondicionalmente, bendecir, dar, perdonar, ser feliz y sonreír el triple”
Aunque por la multiculturalidad hay cientos de religiones, todas tienen como eje central que seas feliz y recuerdes que “DIOS no patrocina fracasos”, entonces llega la paz del alma y la luminosidad de la conciencia.
El Papa Francisco, es el primer pontífice que visita Palacio Nacional, sede del Poder Ejecutivo Federal, ahí su visita fue en su carácter de jefe de estado, se dio la impresión de que políticos nacionales, frente a una credibilidad a la baja, buscaron fortalecer su relación con un líder de opinión como Jorge Mario Bergoglio, que con un mensaje realista y diferente, posee una proyección mediática y un liderazgo respetado internacionalmente.
El Papa Francisco, es un líder evangelizador respetado y bien querido en el mundo, por los valores, espiritualidad y los principios que practica; es un Papa que cautiva por su talento, humildad, sencillez, don de gente y por su don de la palabra.
“Llegó a México –el segundo país con más católicos en el mundo–, a reencontrar a los católicos con la FE; históricamente el estado laico hizo que hubiera separación entre iglesia y Estado, que HOY es superada con una espléndida relación”
El Papa Francisco, fue tajante en la homilía más dura sobre la situación de violencia y corrupción que atraviesa México, donde más de 25 millones de mexicanos son de religiones distintas al catolicismo, en un país inmensamente rico, pero con una mayoría de pobres que además es agraviada por una intolerante impunidad.
El Papa Francisco, realizó una gira a su estilo, diferente a los multitudinarios eventos del bien querido Juan Pablo II y Benedicto XVI. Su visita cautivó en la Ciudad de México, Ecatepec, Tuxtla; así como en Michoacán donde se reunió con toda la comunidad religiosa mexicana bajo el auspicio del obispo de Morelia, Alberto Suárez Inda, que en fecha reciente encaró a la Arquidiócesis de México, con motivo de una editorial de su revista ‘Desde la Fe’, donde afirmaba que Michoacán «sólo vive la paz en los sepulcros»
En Ciudad Juárez, el Papa Francisco, tuvo un encuentro con presos y familiares de desaparecidos, en un puerto fronterizo con el estigma de ser una ciudad con cientos de mujeres afectadas por la delincuencia, unas desaparecidas, otras violadas o muertas, ciudad que en un tiempo vivió la zozobra de la violencia y el terror.
Resulta que: “en el pueblo, una de las artistas del circo, con motivo de que la actitud de humildad del Papa le mueve las más íntimas emociones, va a confesarse:
— ¡Padre!, no sé si mi profesión, por vestir ropa que enseña mis piernas y mis pechos abultados, sea indecente.
— ¿Cuál es tu profesión hija? — Soy saltimbanqui.
— ¿Y qué es eso? — Sí, si funambulista, volatinera.
— ¡Haber, haber!, dame datos concretos.
— Mire padre –la joven sale del confesionario– y se da dos volteretas laterales y un triple salto mortal.
De pronto las viejitas que estaban en fila para confesarse, salen corriendo de la iglesia, la saltimbanqui al verlas correr despavoridas les dice: — ¿Qué les pasa señoras?
— Nos vamos a confesar con el cura del pueblo vecino, porque éste cura… ¡MANDA UNAS PENITENCIAS MUY ‘ABRONAS!”
1. https://lamenteesmaravillosa.com/las-cuatro-leyes-de-la-espiritualidad/