“Fue hace 29 años cuando me detectaron cáncer por primera vez. Vivía en Acapulco. Con el antecedente de una hermana, dos años mayor que yo, que falleció por diagnóstico tardío de cáncer de mama, tengo la costumbre de hacerme la autoexploración mamaria cada mes. Un día, mientras estaba explorándome, sentí algo extraño en una de mis mamas: una bolita que no estaba allí. De inmediato me fui a ver al oncólogo, al único que estaba en Acapulco, aunque él nunca sintió la lesión y comentó que era probable que estuviera predispuesta a la enfermedad, por lo sucedido a mi hermana, pero me sugirió que cuando fuera a la ciudad de México me hiciera una mastrografía.

“En ese tiempo no lo consideré urgente, debido a la reacción médica consultada, pero cuando tuve oportunidad de ir al DF, me hicieron la mastrografía y un ultrasonido porque mi lesión era muy pequeña.

“Con estudios en mano, regresé con mi oncólogo. De inmediato me dijo que me iba a hacer hacer una intervención llamada biopsia trans-operatoria con anestesia local, es decir: me quitaron la bolita y la enviaron al patólogo para su análisis y diagnóstico de cáncer: positivo o negativo”.

Imagino, fueron los instantes más largos de espera de la doctora Rogelia López Ocampo, que aguardaba en el quirófano, esperando el resultado.

De repente, en la claraboya de la puerta del quirófano, Rogelia alcanza alcanza a leer los labios del patólogo que dialogaba con el cirujano: “es positivo”.

En ese momento, Rogelia sintió que su mundo se derrumbaba pero con la esperanza de que no fuese maligno. Sin embargo, la enfermera confirmó el diagnóstico. Ella empezó a temblar sin controlarse y a pesar de sus conocimientos médicos, el lado humano lo superó. No estaba preparada. Y lo que tenía que hacerse se hizo, fue intervenida.

Al despertar, lo primero que vino a su mente es que era un sueño; sin embargo, al verse las vendas sobre el seno, comprendió que le habían extirpado una mama. Asegura que le ayudó mucho, aunque negativamente, un libro colocado en su buró: “La vida después de la Muerte”. ¿Estaré invadida? ¿es un mensaje? ¿algo me están ocultando? Pues recordó que ese mismo libro le fue entregado a su hermana que falleció.

Los días fueron largos para Rogelia, quién define su estado mayor al de una depresión, algo así como “una muerte inminente”.

Fue al décimo día en que le entregaron un informe completo de histopatología sobre el tumor, el que por fortuna no tenía metástasis a ganglios. Entonces respiró y empezó a tranquilizarse y a asimilarlo para empezar a hacer su vida normal, pues en ese tiempo no había grupos de ayuda ni nadie que dijera cómo hacer una prótesis para usar con el brasier y cómo hacer un ejercicio para la recuperación del brazo.

Ante esta situación, la doctora Rogelia decide que su experiencia de vida puede ayudar a otras personas, por lo que en Acapulco, junto con otras mujeres, funda el grupo Reto Acapulco donde fue presidenta. En el 2009, cambia su residencia y se integra un tiempo al grupo Reto Xalapa, para posteriormente , el 28 de julio de 2011, fundar el Grupo Coatepec, hombro con hombro con la psicóloga Martha Nelda Morales, también operada de mama.

El Grupo se conforma por 48 integrantes actualmente: 38 mujeres operadas y 10 voluntarias que han escuchado alguna plática y se han sentido comprometidas con la misión del Grupo. Aunque parezca extraño, también hay varones integrados a esta tarea, ya que el cáncer de mama igual afecta a este género.

Resalta que al llegar al Grupo, se siente una gran empatía, ya que nadie te va a entender tan bien como otra persona que ha pasado por la misma situación. Además, se apoya con la recuperación física, psicológica y emocional, así como a difundir la autoexploración mamaria, no con dinero, aunque se puede canalizar para obtener descuentos en algún estudio que se requiera. Se cuenta con nutriólogos, fisicoterapeutas y otros especialistas que les ofrecen pláticas de información.

Para la rehabilitación física, la doctora me muestra el tesoro del Grupo Coatepec: una bolsa a la que denominan De Recuperación, que contiene un manual para los ejercicios posterior a la intervención, con consejos y hasta una carta para el esposo y los hijos; una pelota para ejercitar el brazo para que la linfa “regrese” a la axila; una cuerda que se usa también para hacer los ejercicios sugeridos dentro del manual; un folleto de autoexploración mamaria para su otra mama y para que las otras mujeres de su familia lo practiquen 5 días antes y 5 días después de menstruar, ya que la mayoría del cáncer detectado ha sido mediante este método; incluye también una prótesis profesional elaborada con grano de mijo que no destila mucho aceite; así como un brasier especial donde se coloca la prótesis.

Este Tesoro es obsequiado a quienes se les ha practicado una mastectomía, junto con una canasta de frutas, ya que después de la intervención, deben cambiar sus hábitos alimenticios.

Tras dos mastectomías, la doctora Rogelia sugiere la autoexploración mensual; si se detecta algo anormal, hay que acudir al Centro de Salud para la canalización con un oncólogo, y antes de la intervención, pueden comunicarse a los teléfonos 812 63 54 ó 816 26 81, con el Grupo Coatepec, que ha de ayudar a resolver su pregunta: “¿Por qué me pasó a mí?”.

El Grupo Coatepec es un grupo altruista que está permanentemente activo, incluso tienen un cuaderno de actas donde plasman cada reunión y memorias, con las que tienen el proyecto de hacer un libro para su quinto aniversario en este año, pero están buscando patrocinador.

No es día internacional contra el cáncer, pero en Números Rojos es Lunes de Mujeres, día que nos debe recordar que tenemos pendiente una autoexploración de mama.

Email:caballero_brenda@nullhotmail.com