Prudente e institucional la postura de la Rectora de la Universidad Veracruzana, Sara Ladrón de Guevara al deslindarse de la manifestación que se llevará a cabo esta semana. Puede hacerlo si quiere ya que está en su derecho como ciudadana y no creo que le falten ganas pero seguramente antepone a su deseo, el deber que tiene como máxima autoridad.

No obstante, no faltarán universitarios que califiquen esa postura como expresión de “debilidad”, tibieza o falta de definición. Otros más radicales quizá declaren que la rectora pretende «desmovilizarlos » «mediatizarlos» y calificativos de todo tipo. Sin embargo, su postura es firme, fundamentada en derecho y fuera de duda después de su intervención en la Habana Cuba ante ministros, viceministros y 500 rectores de educación superior de 60 países, que acudieron al “X Congreso Internacional de Educación Superior. Universidad 2016”.

Cabe también recordar que la rectora, no de ahora sino siempre ha sido clara en el sentido de ejercer el derecho a la libertad de expresión pero sin violencia ni actos que lastimen a la propia comunidad universitaria. Y la advertencia como la previsión tiene su razón de ser y su historia. Es un riesgo permanente. Los que fuimos ultras, jóvenes al fin, no distinguíamos bien pero los agentes provocadores infiltrados en una marcha también se pintan de radicales, de ideología intransigente.

Recuerdo aquel día primero de agosto de 1968. El régimen represor del Presidente Gustavo Díaz Ordaz había manchado de sangre las calles de la ciudad y los recintos universitarios. El entonces Rector de la UNAM, el Ing. Javier Barros Sierra acompañado del Consejo Universitario y de todos sus colaboradores habían convocado a una manifestación de protesta la que obviamente fue apoyada por toda la comunidad universitaria. Más de 80,000 manifestantes marchamos por la Avenida Insurgentes. En previsión de las reacciones del gobierno represor, un día antes el Rector de la UNAM expresó «Hoy, más que nunca, es necesario mantener una enérgica prudencia y fortalecer la unidad de los universitarios. Dentro de la ley está el instrumento para hacer efectiva nuestra protesta. Hagámoslo sin ceder a la provocación». Aquella manifestación con nuestras autoridades al frente llegó hasta la avenida Félix Cuevas. Quienes militábamos en organizaciones de izquierda, (socialistas, comunistas, espartaquistas, troskistas, anarquistas, maoístas, etc) no quedamos conformes con aquel límite y en la misma avenida donde debía terminar y retornar a Ciudad Universitaria invitamos a seguirla para llevarla hasta el Zócalo frente al Palacio Nacional desafiando la presencia de miles de soldados y granaderos, tanquetas y toda clase de vehículos militares. Otros más inteligentes decidieron movilizarse en brigadas para buscar la simpatía popular y de la clase trabajadora.

Un día de aquellos del 68, me tomó del brazo el maestro Enrique González Casanova y caminando me dijo con afecto sobrio lo que nunca he olvidado : «Romeo cuídense mucho, recuerde que en todo movimiento espontáneo quien las lleva de ganar, es quien desde adentro y desde afuera de un movimiento así, está mejor organizado»

Hoy en Veracruz las condiciones no son tan diferentes. La sociedad está cansada de tanta injusticia, violencia e impunidad. Dentro de la clase política los ánimos están exacerbados por la disputa del poder. En estas condiciones ya sabemos de qué son capaces algunos grupos de interés. Lo saben los universitarios. Provocar violencia durante una manifestación, es la estrategia de impotencia a la que acostumbra acudir un grupo del poder para tratar de restarle fuerza moral y simpatía social a una expresión pública.

Los universitarios tienen la responsabilidad de cuidar la organización de esa manifestación. Dar ejemplo de valor civil y de respeto a terceros, una condición para sumar la simpatía y adhesión de la sociedad civil. Los organizadores deben llevar una supervisión muy estricta de su desarrollo para evitar la acción de los provocadores, generalmente radicales, unos por convicción de sus ideas y otros por encargo de quienes les pagan para realizar actos violentos con el deliberado propósito de tratar justificar el uso de la fuerza pública. ¡Así que….. mucho Cuidado!

http://www.despertaratiempo.com/la-manifestacion-universitaria/

LA MANIFESTACION UNIVERSITARIA

Prudente e institucional la postura de la Rectora de la Universidad Veracruzana, Sara Ladrón de Guevara al deslindarse de la manifestación que se llevará a cabo esta semana. Puede hacerlo si quiere ya que está en su derecho como ciudadana y no creo que le falten ganas pero seguramente antepone a su deseo, el deber que tiene como máxima autoridad.

No obstante, no faltarán universitarios que califiquen esa postura como expresión de “debilidad”, tibieza o falta de definición. Otros más radicales quizá declaren que la rectora pretende «desmovilizarlos » «mediatizarlos» y calificativos de todo tipo. Sin embargo, su postura es firme, fundamentada en derecho y fuera de duda después de su intervención en la Habana Cuba ante ministros, viceministros y 500 rectores de educación superior de 60 países, que acudieron al “X Congreso Internacional de Educación Superior. Universidad 2016”.

Cabe también recordar que la rectora, no de ahora sino siempre ha sido clara en el sentido de ejercer el derecho a la libertad de expresión pero sin violencia ni actos que lastimen a la propia comunidad universitaria. Y la advertencia como la previsión tiene su razón de ser y su historia. Es un riesgo permanente. Los que fuimos ultras, jóvenes al fin, no distinguíamos bien pero los agentes provocadores infiltrados en una marcha también se pintan de radicales, de ideología intransigente.

Recuerdo aquel día primero de agosto de 1968. El régimen represor del Presidente Gustavo Díaz Ordaz había manchado de sangre las calles de la ciudad y los recintos universitarios. El entonces Rector de la UNAM, el Ing. Javier Barros Sierra acompañado del Consejo Universitario y de todos sus colaboradores habían convocado a una manifestación de protesta la que obviamente fue apoyada por toda la comunidad universitaria. Más de 80,000 manifestantes marchamos por la Avenida Insurgentes. En previsión de las reacciones del gobierno represor, un día antes el Rector de la UNAM expresó «Hoy, más que nunca, es necesario mantener una enérgica prudencia y fortalecer la unidad de los universitarios. Dentro de la ley está el instrumento para hacer efectiva nuestra protesta. Hagámoslo sin ceder a la provocación». Aquella manifestación con nuestras autoridades al frente llegó hasta la avenida Félix Cuevas. Quienes militábamos en organizaciones de izquierda, (socialistas, comunistas, espartaquistas, troskistas, anarquistas, maoístas, etc) no quedamos conformes con aquel límite y en la misma avenida donde debía terminar y retornar a Ciudad Universitaria invitamos a seguirla para llevarla hasta el Zócalo frente al Palacio Nacional desafiando la presencia de miles de soldados y granaderos, tanquetas y toda clase de vehículos militares. Otros más inteligentes decidieron movilizarse en brigadas para buscar la simpatía popular y de la clase trabajadora.

Un día de aquellos del 68, me tomó del brazo el maestro Enrique González Casanova y caminando me dijo con afecto sobrio lo que nunca he olvidado : «Romeo cuídense mucho, recuerde que en todo movimiento espontáneo quien las lleva de ganar, es quien desde adentro y desde afuera de un movimiento así, está mejor organizado»

Hoy en Veracruz las condiciones no son tan diferentes. La sociedad está cansada de tanta injusticia, violencia e impunidad. Dentro de la clase política los ánimos están exacerbados por la disputa del poder. En estas condiciones ya sabemos de qué son capaces algunos grupos de interés. Lo saben los universitarios. Provocar violencia durante una manifestación, es la estrategia de impotencia a la que acostumbra acudir un grupo del poder para tratar de restarle fuerza moral y simpatía social a una expresión pública.

Los universitarios tienen la responsabilidad de cuidar la organización de esa manifestación. Dar ejemplo de valor civil y de respeto a terceros, una condición para sumar la simpatía y adhesión de la sociedad civil. Los organizadores deben llevar una supervisión muy estricta de su desarrollo para evitar la acción de los provocadores, generalmente radicales, unos por convicción de sus ideas y otros por encargo de quienes les pagan para realizar actos violentos con el deliberado propósito de tratar justificar el uso de la fuerza pública. ¡Así que….. mucho Cuidado!

http://www.despertaratiempo.com/la-manifestacion-universitaria/