Mi whatsapp no dejaba de sonar el pasado martes. Aclaro que me sentía como jovencita estrenando novio. Aunque esos mensajes no eran de amor, más bien de morbo, puesto que todos iban relacionados con un personaje que está robando… los reflectores en todo el país: El Gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa.

La pregunta era: ¿ya se va?, ¿pedirá licencia?, ¿lo enfermarán? Además de que una y otra vez se repetían los links de varios columnistas que daban información al respecto.

Era sorprendente el clímax de mis amigos y el mío también, al grado que puedo compararlo con una hipertensión, es decir, una presión excesivamente alta de la sangre sobre el poder de las arterias que todos padecíamos en ese momento por saber lo que pasaría con el gobernador.

Incluso, déjeme decirle que cuando una de mis fuentes me dijo “¡Ya pidió licencia!”, su servidora se lo creyó y allí me tiene comentando en corto la noticia. Y ¡zaz! ¡Exhibidota! Mi fuente se refería a un meme de una licencia de conducir que botado de la risa, minutos después recibía en mi whatsapp.

Moraleja: ¡Hay que confirmar siempre la noticia!

II

Me pregunta un amigo: “Desde tu óptica y sobre todo lo que ha pasado en los últimos días, ¿crees que se irá Duarte?”

Sin pensarlo dos veces le contesto negativamente. ¿Por qué lo pienso? ¡Fácil! ya se hubiese ido.

Aunque no veo telenovelas, puedo asegurar que lo que sucede actualmente en Veracruz es como una de ellas, en donde todos estamos incluidos: los duartistas, los antiduartistas, críticos, población, redes sociales, partidos de oposición, el propio PRI y hasta los investigadores. Sin querer, todos somos protagonistas de una telenovela que entretiene al resto de los mexicanos.

No pretendo que mi opinión la tome a mal, sino que analizando un poco las cosas, hemos servido… bueno, más bien, Javier Duarte ha servido de distractor nacional. Atrás han quedado los casos de la intervención del estado mexicano y todo su power para sacar de la cárcel a Humberto Moreira, el seguimiento a las administraciones de los ex gobernadores del estado de Nuevo León, Rodrigo Medina, y el de Sonora, Guillermo Padrés. El aumento a la inflación, pérdida de empleos, inseguridad. Los responsables de la quiebra de Pemex, Infonavit o hasta el Issste. ¡Vamos! hasta se nos ha olvidado “atentar” irónica y críticamente contra Enrique Peña Nieto como se hacía cotidianamente.

Tal parece que la indicación (sin denostar a nadie) es “¡Péguenle al Gordo!”

III

Si recordamos, el clímax de la telenovela lo puso el Auditor Superior de la Federación, Juan Manuel Portal Martínez, al hacer comentarios en el noticiero Primero Noticias que conduce Carlos Loret de Mola.

De inmediato, la suposición principal era que le había dado línea el Presidente. ¿pues qué funcionario se atrevería a decir eso ante millones de televidentes? Se nos olvida que lo expresa en un canal con alto rating telenovelero.

Con la cabeza más fría, una vez que ha bajado la hipertensión, la pregunta que surge es: si tiene todas las pruebas ¿Por qué no actúa de inmediato? Si de verdad quieren acabar con la corrupción como dicen ¿Por qué no cortan de raíz? Porque tal parece que la intención es alargar con más capítulos esta telenovela.

Nunca he metido las manos por nadie, mucho menos por Javier Duarte, pero ¿cómo desaparecer tanto dinero junto? Solamente enterrándolo.

Ahora que si en verdad el Auditor Superior quiere llegar al final del asunto, sólo hay que analizar las transferencias de las cuentas bancarias y el destino final. Entonces sí, la telenovela llegará a su fin y se podrá controlar la hipertensión que tenemos todos los veracruzanos.

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