«La ventaja que tenemos los columnistas es que podemos construir una voz propia en medio del ruido de los medios. Me parece que más allá del estilo literario, el tono se asemeja a una larga conversación. Lo que se busca en ella es cierta coherencia en las opiniones, pero sobre todo lo que se procura es preservar una misma inclinación moral. Esa es, me parece, la marca que distingue a una columna: la percepción e que detrás de ella hay una persona, y no como diría amado Nervo, una mera máquina de escritura». Lo escribe Guillermo Hurtado en «La Razón».