Por Ramón Durón Ruíz

Hay una historia que me cautiva: “Una mujer sabia –como toda mujer– se despertó una mañana, se miró al espejo, y notó que tenía solamente tres cabellos en su cabeza.
—¡Hmmm! pensó, creo que HOY me voy a hacer una trenza. Así lo hizo y pasó un día maravilloso.
El siguiente día se despertó, se miró al espejo, y vio que tenía solamente dos cabellos en su cabeza.
—¡Hmmm! Dijo, creo que HOY me peinaré de raya en medio. Así lo hizo y pasó un día grandioso.
El siguiente día, cuando despertó, se miró al espejo y notó que solamente le quedaba un cabello en su cabeza.
—¡Bueno!, se dijo, ahora me haré una cola de caballo. Así lo hizo, y tuvo un día muy, muy divertido.
A la mañana siguiente, cuando despertó, corrió al espejo y enseguida notó que no le quedaba un sólo cabello en la cabeza.
—¡Qué Bien!, exclamó, ¡HOY no me tendré que peinar!”1
La moraleja es profunda, la mujer tiene un sexto sentido que la conecta con su Divinidad Interior, que la hace ser permanente optimista, a mantener una actitud propositiva, porque vale más actitud… que aptitud.
El hombre en su machismo le ha llamado el sexo débil, ¿Sexo débil? Si, la mujer ante la adversidad se puede doblar… pero nunca quebrar; está hecha de una sola pieza, “las tormentas mueven el árbol de su vida, pero nunca la derriban”
La mujer está llena de magia, esa que la lleva a no claudicar, a seguir adelante a pesar del dolor, “a descansar si acaso, pero nunca a desistir” a alegrarse cada mañana; a darle gracias a DIOS por el nuevo día; a reírse consigo misma; a aceptarse; a ser bondadosa y amable con los demás, a sonreírles, porque sabe que cada persona que se encuentra tiene sus problemas, y su sonrisa en algo lo ayudará.
La mujer conoce los entresijos de los misterios de la vida, sabe dar con el alma y escuchar con el corazón, llenan su espacio vital con su exquisita fragancia de amor y sensibilidad, con seductora alegría, con inteligencia envidiable, con su presencia magnética y genialidad sin par que las lleva al escuchar la voz y el llamado de su corazón, a ser intuitivas y altamente sensibles
La mujer es una escuela de sabiduría, que comparte –entre otras–, cuatro lecciones:
1.- A vivir con alegría, porque te conecta con la fuente del universo;
2.- Que HOY, DIOS tiene un plan amorosamente enorme para ti: aprende a confiar;
3.- Que “tomes tus problemas sabiendo que no son tuyos y los arrojes al aire, después abre tu alma para que entren los cientos de milagros que la vida tiene para ti”, y
4.- A ser un incansable perseverante, porque las grandes familias, las grandes obras, las grandes conquistas y hazañas, las grandes naciones, se han forjado a base de tenaz perseverancia.
A propósito, “un Diputado contrata a un encuestador para que investigue entre las mujeres de su Distrito ¿qué opinan de él?, porque le gustaría lanzarse pa’ Presidente Municipal. El encuestador pregunta a una mujer:
— ¿Qué opina de nuestro Diputado?
Ella sin vacilar confiesa:
— Es un pela’o cínico, que hizo promesas que no cumple; es un pillo, un inepto, un borracho ¡no tiene vergüenza!; ¿no sé qué sería mejor?, si patearle el trasero, encarcelarlo, cachetearlo, desaforarlo, lapidarlo o correrlo del pueblo.
Todas las respuestas fueron en el mismo sentido. La empresa encuestadora al redactar su informe señaló:
— Señor Diputado: ¡LAS MUJERES SE MUESTRAN INDECISAS!”
1 http://www.lasperlasdemar.com/Cuentos/C004.html