Al final de la obra, una voz ubicada a nuestras espaldas agradeció nuestra presencia y añadió, dudosa: “Bueno, una manera curiosa de conmemorar el 8 de marzo, ¿no?”.
Y es que el pasado Día Internacional de la Mujer se presentó por única ocasión el monólogo “Ciahuameztli Nenequi Icihuca” (“La Señora Luna sigue caminando”), el cual trata sobre los pensamientos de una indígena mexicana que camina a través del desierto para llegar al otro lado.
En apenas media hora, Isaura Ocaña, estudiante de la Facultad de Letras de la Universidad Veracruzana, se pone en la piel de Zihuatzin, originaria de Chicontepec, Veracruz, quien sin pausar su travesía reflexiona acerca de ésta. Como cualquiera después de un periodo de soledad ininterrumpida, su propia compañía se le presenta como la mejor escucha, aunque alterna entre ésta, una audiencia imaginaria para su personaje y Dios, al cual le pide ayuda para llegar al otro lado con toda la piedad y humildad posibles, hasta que el curso de su monólogo la lleva al tono de reclamo de quien se siente estafada ante el destino.
Y no es para menos. Porque “La Señora Luna sigue caminando” explora el sentido de la identidad en los sujetos que ante la sociedad occidental son considerados doble alteridad: la mujer que además de ser mujer, es indígena. Aquella “menos avanzada”, la analfabeta, la que no renunció del todo a las tradiciones ancestrales, la que encuentra que la ternura no crea debilidad, sino lazos de apoyo y fuerza.
Zihuatzin, consciente de ello, rabia ante su condición obligada de “otra” a pesar de encontrarse a ella misma como un individuo por derecho propio. Y reclama con furia la identidad que se le ha impuesto y que, como a sus ancestros, la obliga a dejar su tierra para ponerse al servicio de quienes no harán más que reafirmar su condición de nacida eterna extraña.
“Bueno, una manera curiosa de conmemorar el 8 de marzo, ¿no?”. Ante la duda de aquella pregunta, al salir del foro busqué la luna, pero sólo encontré una certeza: la vea cuando sea y quien sea, siempre es la misma y siempre es el mismo camino; aquella noche, en el foro Miguel Herrera de la Casa del Lago, se escuchó la voz de Zihuatzin, pero ¿qué nombre adoptaría esa misma voz en otra latitud de este mismo país a la mañana siguiente?
“La luna sigue caminando” fue escrita y dirigida por la maestra Ana Iris Nolasco, y se presentó por única ocasión este 8 de marzo. Sin embargo, desde este espacio esperamos que el guion no quede en el olvido y que la experiencia se repita para nuevos espectadores.

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