Esa mañana recibí la llamada de la rectora Sara Ladrón de Guevara. Me hablaba para darme las gracias, me decía, porque todos hablaban bien de ella menos yo; celebraba que hubiera voces que disintieran. Había escrito un artículo titulado “#TodosSomosUV, menos Sara”, una crónica de la primera marcha de la comunidad estudiantil a la que Sara Ladrón de Guevara faltó. Le dije que “de nada”, aunque le pregunté sus razones para no asistir a la primera marcha. Me dio sus razones, las consideré válidas. Ella temía que algunos infiltrados voltearan el propósito de la marcha y se fueran en contra de ella. Le dije que afortunadamente la comunidad universitaria absorbió la marcha y que seguramente entre ellos la protegerían. Por ese temor dejó pasar una oportunidad histórica.
Después le pregunté si después de la primera marcha hubo respuesta por parte del gobernador. Se refirió al comunicado del gobernador donde ofrecía el 3% del presupuesto estatal para la Universidad Veracruzana, propuesta que por supuesto tendrían que rechazar. De los pagos nada. Le pregunté a Sara si habría otra marcha y si ella estaría dispuesta a encabezarla. Me dijo que al parecer, se convocaría a otra marcha y que de ser necesario ella la encabezaría. No pensé que fuera tan pronto. Sara se estaba dando una segunda oportunidad y esta vez no la desperdiciaría.
El día jueves 10 de marzo amaneció nublado, llovía un poco, conforme avanzaba el día la neblina xalapeña se sumaba al mal tiempo. El gobierno del estado había suspendido clases para no arriesgar a los niños y jóvenes, decía el comunicado, como si se fueran a manifestar vándalos y no universitarios. Desde los diferentes campus los universitarios se empezaron a reunir. No se esperaba mucha concurrencia, en algunos puntos la lluvia ya estaba encima de los manifestantes.
Poco a poco empezaron a llegar a la Plaza Lerdo de Xalapa. Sara ladrón de Guevara, acompañada de las autoridades de la UV encabezaba la marcha. Los contingentes empezaron a llegar poco a poco. No se veía cuando iban a terminar de llegar. Los diferentes grupos de la UV avanzaban tocando sus instrumentos, lanzando consignas en contra de un gobierno que les está robando las oportunidades. Los estudiantes son más entusiastas. No sienten la lluvia que arrecia y en el camino brincan, brincan, brincan, ¿por qué?, porque “el que no brinque es Duarte” y nadie quiere ser Duarte.
Hay un gran desfile de paraguas, la lluvia es breve pero tupida, con un paraguas se puede combatir. Van adultos bien abrigados. Por la tarde llegan dos de mis talleristas de la Quinta de las Rosas, personas de más de 60 años que orgullosas me dicen: “Ahí estuvimos maestro, en la marcha. Lo que más nos gustó de la marcha fue el orden maestro, todos iban bien ordenados, alineados, nadie se salía de la fila”. Fue una demostración de educación, de esa educación de la que nuestras autoridades gubernamentales carecen. Fue una demostración para la secretaria de Educación que estaba muy preocupada por los niños y jóvenes que pudieran ser agredidos por los manifestantes; la Universidad Veracruzana da orden, educación.
En el momento más importante de la marcha, en medio de la lluvia y dirigiéndose a los miles de paraguas que llenaban la Plaza Lerdo, Sara Ladrón de Guevara no desperdició su momento histórico. Pudo haber limitado su protesta para exigir el dinero que el gobierno del estado debe a la Universidad Veracruzana. Pero Sara sabe que la deuda de este gobierno es más grande; nos deben muchas cosas y ella se los recordó: “Nos deben el derecho a soñar, nos deben la esperanza de un mejor futuro, nos deben la confianza de las instituciones, nos deben una juventud sin miedo, nos deben a los desaparecidos, la paz de los violentados y la de sus familias; nos deben recursos que son obligaciones que no son de ellos, fueron otorgados por el pueblo”. Sara se estaba sacando la espinita. Esta vez fue líder.
Fue una gran manifestación, histórica, una marcha que se replicó en otras ciudades. En Xalapa se manifestaron más de 30 mil, en Veracruz, 10 mil, pero también se manifestaron en Poza Rica, Tuxpan, Coatzacoalcos, Minatitlán, Acayucan, Orizaba cinco mil y Córdoba. Más de 50 mil manifestantes exigiendo al gobierno de Javier Duarte que se pague, que se salde la deuda que este gobierno tiene con los universitarios, pero también con todos los veracruzanos.
Ahora toca a Javier Duarte reaccionar, si no lo hace no merece gobernar Veracruz. A Javier Duarte no vamos a dejar que la historia lo juzgue, es en este momento que el pueblo lo está juzgando y en lo que va está saliendo defectuoso.
Armando Ortiz aortiz52@nullhotmail.com