Cada vez que hay procesos electorales vemos como algunos representantes populares y funcionarios públicos dejan sus responsabilidades y “saltan” en busca de una nueva posición. Esto no lo prohíbe la ley. Es decir, no se trata de una ilegalidad pero, creo que sí se trata de un problema de ética y congruencia.
“Chapulines” les llama la picaresca popular y ninguna culpa tienen los insectos aludidos de tan malograda analogía. Por lo pronto ya se “cocina” una iniciativa de reforma a la Ley Orgánica del Municipio Libre del Estado de Veracruz para evitar que ediles de las comunas veracruzanas soliciten licencia para buscar otros cargos sin aun terminar con la encomienda que el voto popular les confirió.
La Comisión Permanente de Gobernación de la LXIII Legislatura veracruzana, analiza la propuesta para presentarla al pleno legislativo. La intención es evitar que las personas que ocupen los cargos de síndicos y regidores no puedan renunciar a la responsabilidad –excepto en situaciones graves- y que terminen el encargo para el cual fueron electos.
El presidente de la citada comisión, Carlos Gabriel Fuentes Urrutia, confió: “en que dé tiempo a esta Legislatura para presentar la iniciativa de Ley sobre este tema y lograr consenso para su aprobación porque estos escenarios de solicitud de licencias de ediles son recurrentes en los ayuntamientos, a veces por problemas personales y otros, simplemente abandonan o dejan el cargo.”
Por supuesto que algunas personas dirán que la propuesta “se queda corta” y debiese extenderse a todos los cargos de representación popular, pero hay que entender que sería un primer paso y eso es un logro.
Los electores depositan la confianza en el partido y candidato de su preferencia y esperan reciprocidad, es lo justo. Pero nadie puede saber qué piensa o qué quiere esa persona en quien confiamos. No se trata de negar el legítimo derecho de superación, sino de que nos respondan a la confianza que les hemos dado.
Las autoridades municipales son el primer contacto que la ciudadanía tiene con las estructuras de gobierno. Son los vecinos, los amigos, los conocidos a quienes les damos la oportunidad de servir. Por eso se debe, desde la base, apuntalar la permanencia de las personas en las responsabilidades que la población les confiere.
Los municipios veracruzanos aún no alcanzan cifras poblacionales considerables. En sólo 10 demarcaciones municipales se concentra la mayor parte de la población y, hasta el último censo nacional de población y vivienda, ninguno de estos 10 alcanzaban el medio millón de habitantes.
En el mismo conteo se registró que en Landero y Coss vivían dos mil 500 personas. Esos son los extremos en los que se mueven las cifras demográficas de la entidad. Es decir, que la mayoría de nuestras autoridades municipales e integrantes de los Cabildos, son gente cercana a nosotras con las que podemos interactuar antes, durante y después de sus responsabilidades públicas.
Si logramos legalmente inhibir “la reproducción de chapulines políticos” desde la célula política del país, es decir, desde nuestros municipios. Estaríamos abonando para crear una nueva clase política que sepa y entienda que los compromisos con la población se tienen que cumplir. Así de fácil.
Por hoy es todo les deseo un excelente día y nos leemos en la próxima entrega.