Hoy que conmemoramos el 216 aniversario del natalicio de Don Benito

Juárez García, seguimos admirando la vigencia de su pensamiento

político y social que colocó los andamiajes del México moderno. Quizá

su frase más citada y recordada es la referente al respeto al derecho

de los demás.

Las mujeres somos las que más hemos peleado porque se respeten

nuestros derechos. No eludimos obligaciones pero exigimos

igualdad entre los géneros.

La semana pasada la diputada presidenta de la

Comisión Permanente para la Igualdad de Género, Mónica Robles Barajas;

presentó una iniciativa que reformaría el artículo 8 de la Ley de

Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia para incorporar en

la legislación de Veracruz a la Violencia Política y

con ello ayudar a combatir esta práctica que afecta a las mujeres que

buscan acceder aalgún puesto público.

“El concepto de Violencia Política en razón de género aparece

después que mujeres incursionan en política. (…) Constituiría

violencia política proporcionar a las mujeres candidatas o electas,

titulares o suplenteso designadas para una función pública, mediante

el engaño o fraude, información falsa, o imprecisa que induzca al

inadecuado ejercicio de sus funciones políticas públicas.”

Sabemos que las relaciones humanas son complejas y en

el ejercicio del poder aún más. No ha sido fácil la incorporación de

las mujeres en el ámbito público. Recordemos que apenas en 1953 se ‘nos

concedió’ el derecho del sufragio y, un año después, Aurora Jiménez fue

la primera mujer en ser electa diputada federal. Sólo han pasado 62

años que dejamos el ámbito privado para arribar al público.

Por eso la propuesta de reforma presentada por la

diputada Robles Barajas abona el perfeccionamiento democrático de

nuestra sociedad. No basta con tener valores éticos y morales, hay que

demostrarlos en todo momento de nuestro actuar.

La practica política tiene que adecuarse a las

nuevas exigencias. No nos cansaremos de decir que somos el 52 por

ciento del padrón electoral. Que muchos hogares son jefaturados por

mujeres y que, cada día aportamos nuestro trabajo en la vida social,

económica y política de Veracruz.

La legisladora argumentó que: “incurriría en este delito quien

obligue a las mujeres, por razones de género, a realizar u omitir

actos diferentes a las funciones públicas establecidas en los

ordenamientos jurídicos. (…) Publicar o revelar información personal,

privada o falsa, de las mujeres candidatas, electas, designadas o en el

ejercicio de su representación política, con el objetivo de difamar o

menoscabar su dignidad humana y obtenercon estas acciones, la renuncia

o licencia al cargo electo o en ejercicio.”

Si nos damos cuenta, lo que se pide es respeto al trabajo

y las condiciones paritarias para nuestro desarrollo profesional en el

ámbito público. Tenemos el derecho y somos capaces de realizar igual o

mejor la labor que realizan los varones. No es competencia de géneros,

es tener en la función pública a las mujeres y hombres más capaces para

las responsabilidades que la sociedad les confiere. Aún nos falta mucho.