Conocí a Agustina Solano Méndez en casa de una compañera y amiga. Tardé en darme cuenta que ella era especial. Ahora, con el paso de las semanas, sé que es muy especial, digamos que es excepcional. Trabaja, sabe un oficio, es madre y siempre está con ganas de aprender algo nuevo.

Leo un comunicado oficial del Congreso cuya primera línea es una cita textual: “Queremos que sepan que sabemos trabajar y que no nos vean como personas que sólo piden dinero, que somos útiles y aprendemos si alguien nos enseña”. Son palabras de Agustina quien estuvo en la sede legislativa junto con su compañero Gilberto Alarcón Domínguez. Ambos trabajan en la panadería “Volouawn” del Instituto Down Xalapa, A.C.

Me entero que, “Agustina, nació con síndrome de Down; tiene 28 años y es madre de una niña de siete años; Gilberto, también con síndrome de Down, de 28 años vive aún con sus padres; ambos fueron capacitados para el trabajo con valores y emoción por la vida y para ser productivos, lo cual les permite ganar un sueldo que los dignifica.”

El Congreso del Estado contribuye a la inclusión de jóvenes con discapacidad y ha abierto sus puertas a integrantes del Instituto Down Xalapa en diversas ocasiones para mostrar sus capacidades artísticas y dancísticas y también les otorga espacio en sus instalaciones para la venta de alimentos y productos que elaboran con el apoyo de asociaciones afines, como pulseras y agendas.

Además, el diputado David Velasco Chedraui, quien impulsó la creación de la Comisión Especial para la Inclusión de Personas con Discapacidad, de la cual es Secretario, comentó que si bien ya existe una ley que protege a este sector vulnerable, ésta debe ser fortalecida, pero en tanto, con este mismo objetivo el Congreso de Veracruz aprobó la reforma a la Ley de Fomento Económico para el Estado a fin que las personas con discapacidad accedan a microcréditos con la asignación de 10 por ciento del Fondo de Fomento Económico para emprender proyectos productivos.

Vamos, debemos entender y aceptar que personas como Agustina son productivas y tienen el derecho al trabajo como todas nosotras. Bien dice la subdirectora educativa del Instituto Down, Rosa Aurora Cruz Hernández:

“El objetivo es fomentar la conciencia social, dignificar la vida de las personas con síndrome de Down y promover, en un marco de corresponsabilidad, el pleno desarrollo e inclusión en todos los ámbitos de este sector de la población, incrementando con ello el capital social y el desarrollo sostenible que radica en la vinculación de los sectores sociales, el público y el civil, al trabajar juntos a favor del bien común.”

Todo esto lo escribo porque el 21 de marzo es el Día Mundial del Síndrome de Down. Y es un buen “pretexto” para pensar y repensar que las diferencias son nuestra fortaleza.

Concluyo esta entrega con las palabras del secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, dichas el pasado día 21: “Las personas con discapacidad, incluidas las que tienen síndrome de Down, son algo más que personas necesitadas de asistencia: son agentes de cambio que pueden impulsar el progreso en toda la sociedad y debemos escuchar su voz mientras nos esforzamos por alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.”.

Por hoy es todo, les deseo un excelente día y nos leemos en la próxima entrega.