El péndulo es el ejemplo clásico de cómo se mueve la opinión pública de un país, de cómo se mueven las tendencias de cualquier tipo, incluso las de la moda, y también de cómo se llega a extremos para volver al centro, aburrirse del centro y llegar al extremo opuesto. La historia de la humanidad ha sido un constante movimiento de péndulo de un extremo a otro.
Ejemplos clásicos del siglo XXI son los países del cono sur, quienes a mediados del siglo XX vivían bajo dictaduras militares, para llegar al otro extremo con regímenes de izquierda que también han demostrado su fracaso, al grado de que hoy por hoy, esas sociedades regresan paulatinamente al centro, incluyendo la perla de la corona, el régimen cubano, bajo la dictadura castrista.
En la política en México vemos también el movimiento pendular, con graves riesgos de romper la cohesión social. Por todos lados escuchamos el mensaje que inauguró Andrés Manuel de división, esa de nosotros los buenos y ustedes los malos. La mayoría de los políticos el día de hoy tienen ofertas abiertamente populistas, como si de un regreso a 1970 se tratara. La voz de Luis Echeverría vuelve a sonar en las ofertas de los aspirantes a cargos populares, la responsabilidad en el ejercicio del poder es una materia deficitaria en el gobierno federal y la mayoría de los gobiernos estatales. Todos ofrecen la posibilidad de un estado de bienestar, un reparto de los bienes para beneficio de las mayorías, sin explicar de dónde saldrá el dinero para pagar dichos bienes.
Curiosamente la fórmula para ganar una elección parece ser la de ofrecer meter a la cárcel al gobernador saliente y a su camarilla. Incluso entre aliados sucede, como es el caso de Puebla, dónde la candidata del PRD ofrece cárcel para el actual gobernador panista Moreno Valle y sus secuaces. En Veracruz el discurso se ha vuelto tan común que nadie puede diferenciar entre las ofertas de Juan Bueno, Héctor o Miguel Ángel, ambos de apellido Yunes, todos prometen rescatar lo que se ¨robaron¨ los que ahora están en el poder, pero ninguno de ellos presenta pruebas ni denuncia formal ante las autoridades competentes, con lo cual están engañando a los electores, quienes ingenuamente buscan una venganza contra el poderoso en turno que jamás obtendrán.
Afirman, como lo hizo el Bronco en su campaña que en los primeros meses habrán de investigar las tropelías que se cometieron en el actual sexenio y que lograrán que los recursos desviados se recuperen. Olvidan algunos detalles, como: a) Quien conoce de un delito y no lo denuncia comete también un delito. b) Si como afirman, van apenas a buscar las pruebas, eso significa que acusan sin pruebas, por lo tanto, reconocen que mienten al pueblo en sus campañas electorales. c) Están en la paradoja de no denuncio porque no tengo pruebas, pero me comprometo a meter a la cárcel a los culpables que hoy señalo sin pruebas, pero sin tener la capacidad legal de meter a nadie a la cárcel, pues cuando mucho como poder ejecutivo podrán presentar una querella en la fiscalía (que es independiente del ejecutivo del estado), y ésta deberá investigar y valorar las pruebas que se aporten, para decidir si continúa con el proceso y consigna ante un juez, quien a su vez, habrá de valorar las pruebas que se presenten y decidir si encuentra elementos de culpabilidad o no. Es decir el próximo gobernador no puede prometer lo que sabe que no puede cumplir, pues a él no le corresponde, sino a la fiscalía independiente, y posteriormente al poder judicial del estado que también es independiente del ejecutivo. d) O están en la paradoja más grave aún, de conocer delitos desde hace varios años y sin embargo, haberse quedado callados, hasta que les convino hablar de dichos delitos, lo cual implica que si no hubieran resultado candidatos, entonces no hablarían de dichos delitos, lo cual habla mucho de la calidad moral de los aspirantes a la gubernatura. Sólo si les conviene hablan de la mala administración del estado, y si no les conviniera, entonces se callarían.
Ante esta verdad uno se pregunta ¿entonces porque todos los candidatos ofrecen algo que saben que no están seguros de poder cumplir? La respuesta es muy sencilla: Porque el pueblo demanda la esperanza de ver el sacrificio del gobernante actual y de su equipo, porque se les ha fincado una imagen de corruptos y ladrones, aunque nadie ha presentado pruebas de ello. Es decir, el juicio popular exige el sacrificio que seguramente no verá. Al elector se le ofrecen mentiras a cambio de su voto, para que después se sienta engañado y continuar el ciclo una y otra vez, cada vez más radical en las propuestas, con el fin de obtener votos y engañar a un pueblo que anhela ser engañado a cambio de su voto.
Sin embargo esta polarización no beneficia a nadie. El odio del pueblo por las instituciones y el desprecio de las instituciones por el pueblo a lo único que conlleva es a la profecía auto cumplida de Andrés Manuel al gritar a voz en cuello ¨Al diablo con las instituciones¨, salvo –y esto se sobreentiende- cuando López Obrador las presida. Es decir poco tenemos de seguridad en este país, y si mandamos al diablo a las instituciones caemos en la total anarquía, siendo la única solución establecer una dictadura que cada vez es mejor vista en diversos círculos de la población, ante la ineficacia y desprecio de la ley por parte de los titulares de las propias instituciones.
Tampoco beneficia a nadie que por obtener votos se engañe al pueblo y se le prometa una acción de justicia que no se está seguro de lograr. En la política todo se vale, hasta ofrecer lo imposible por lograr ocupar la silla de gobernador por dos años.
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