El pasado miércoles 23 nuevamente se volvió a reunir Otero Ciudadano, está vez estuvo como invitado el alcalde de la ciudad de Xalapa, Américo Zúñiga Martínez. Convocados por la C.P. Leonor de la Miyar, ahí estuvimos puntuales a la cita, al igual que la mayoría de los miembros de la asociación, y no era para menos, Américo, el alcalde de la ciudad capital siempre genera muchas expectativas, además es la primera autoridad de Xalapa y, como tal, no está de más reiterar que es la autoridad más cercana que tienen –tenemos- los ciudadanos, con la que estamos más en contacto y es la cabeza del espacio público que, para bien o para mal, compartimos todos los habitantes de la capital de Veracruz.
Qué podemos decir o agregar a lo que no se haya dicho antes de Américo Zúñiga Martínez, la verdad es que es poco, sin embargo, no puedo dejar de mencionar que el alcalde en todo este tiempo que ha estado al frente de la administración pública del ayuntamiento de Xalapa, sin duda se le nota a leguas que ha ido ganando en madurez, en conocimiento de los puntos finos de la problemática de la ciudad y en esa sensibilidad tan necesaria en los gobernantes y que, por desgracia, no es el atributo más común de muchos de los que se dedican a la cosa pública, pero además yo destacaría otro elemento que es muy perceptible en Américo y que sin duda es una virtud adicional en él: la pasión y el gusto –privilegio- que significa gobernar la ciudad de la cual es originario uno.
Y ese gusto y esa pasión le brota de lo más hondo a Américo, es algo que no puede ocultar, porque además de ello Xalapa implica un formidable reto y una escuela en la que, si se pasa la prueba, uno ya está preparado para todo lo que pudiera venir más adelante. Por otro lado, de casta le viene al galgo se suele decir cuando en una persona –como en este caso Américo- se reúnen además de los atributos personales, el perfil y la preparación, toda una tradición familiar de primer grado, creo que de su padre heredó el gusto por la política –la buena política-, la caballerosidad y su apego y lealtad a esta tierra que lo vio nacer, y de su señora madre, que aunque la he tratado fugazmente una sola vez, su gentileza, su don de gentes y su sencillez en el trato.
Xalapa ha tenido un desarrollo complicado los últimos 30 años. Pasó de ser una ciudad muy vivible, disfrutable, en la que la gente la caminaba incluso a altas horas de la noche, a una ciudad que ha tenido en ese mismo lapso de tiempo un crecimiento urbano y poblacional desmedido, en ese tiempo la población de Xalapa se duplicó e, incluso, yo diría que hasta otro poco, su gobernación se ha convertido en un verdadero galimatías porque el terreno en el que está asentado la capital es una superficie orográficamente muy complicada, además, quién sabe en qué estaban pensando quienes en sus inicios perfilaron la retícula urbanística de la ciudad, pero nos heredaron un trazo muy complicado.
Un arquitecto xalapeño trató de imaginar alguna vez cómo aquellos que trazaron por primera vez el plano urbano de la ciudad, en qué se inspiraron. Evocaba aquel profesional que aquellos fundadores debieron haber tomado como modelo de su inspiración un plato de cerámica, la alzaron estando parados ellos, y lo dejaron caer contra el piso y así, tal cual quedaron dispuestos y ordenados irregularmente los fragmentos de plato, tal cual dispusieron el plano urbano de la ciudad, sin responder necesariamente al patrón típico de las ciudades fundadas por los españoles, con un primer cuadro dominado en la parte norte por el palacio del ayuntamiento o las antiguas casas consistoriales, y en la parte contrapuesta la iglesia del pueblo y a partir de ahí una retícula gradual.
Se han planteado muchas propuestas de soluciones o alternativas para solucionar la problemática urbana de Xalapa, pero desafortunadamente los problemas siempre van a ir uno o dos pasos delante de las posibilidades reales de la autoridad, aquí lo importante es tener claros cuáles son esos problemas, tener claro un diagnóstico de la situación del municipio, de sus fortalezas y debilidades y de cuáles son las posibilidades reales que se tienen para irlas resolviendo gradualmente, y bueno, sobradamente se ve que Américo tiene en sus manos el pulso de la ciudad, sabe cuál es la problemática, por ejemplo, para más o menos resolver el asunto del agua (Xalapa tiene dos fuentes de aprovisionamiento: el Pixquiac y el sistema Huitzilapam), la otra solución que se ha planteado es la perforación de pozos profundos.
Se han planteado algunas fórmulas, muchas de ellas valiosas, otras a lo mejor no tanto, desde la construcción de segundos pisos para resolver la circulación vehicular asfixiante, otros han propuesto túneles, por ejemplo está el que empezaría en el perímetro de la calle de Zamora esquina con Primo Verdad, que atravesaría todo el trayecto de Enríquez (Juan de la Luz), pasando por las intersecciones de Leandro Valle y Revolución hasta desembocar en Clavijero con Ávila Camacho. Hay otros que ven más importante la creación de empleos y proponen la construcción de parques industriales, para ello ponen de ejemplo a los casos de Querétaro, Aguascalientes, Monterrey, etc., pero hasta en eso hay una visión muy clara de Américo de que la industria no es la vocación de la capital, que esa zona natural de crecimiento en todo caso estaría orientada hacia Emiliano Zapata, pero ese ya es otro cantar.
Me dejaron satisfechos los planteamientos de Américo, tiene muy claro en dónde está parado y hacia a dónde quiere ir, no va a resolver todos los problemas de Xalapa, cosa que sería imposible, pero todavía tiene un buen trecho por delante para seguir avanzando, son dos años y medio de gestión y mucho se puede lograr en todo ese tiempo, Xalapa está en buenas manos y hay que confiar en las capacidades de Américo para ir desenredando poco a poco la madeja de hilos tan compleja en que se ha convertido Xalapa.