Es común que los boxeadores de escasos recursos que llegan a ser millonarios al obtener campeonatos nacionales o mundiales, dilapiden rápidamente sus recursos en fiestas y amigas y amigos. Un caso diferente es el de Humberto «La Chiquita» González, que supo invertir bien sus ganancias. A sus 50 años de edad, el yucateco cuenta con varias carnicerías, dos salones de belleza, y planea abrir un gimnasio y un casino. La nota es de Karla Torrijos en «La Jornada».