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El décimo aniversario de la red social Twitter, la creación de Tay (la robot de Microsoft) y terminar de leer un libro escrito por el cofundador de Twitter me hicieron visualizar lo rápido que ha evolucionado nuestra forma de comunicación, e indudablemente he de cuestionar cuánto hemos aprendido y los errores que en el proceso se han presentado.
Diez años atrás, cuando Twitter era sólo un proyecto en preparación, nuestros teléfonos no estaban ni cerca de ser lo que son actualmente, quizás ni siquiera nos acompañaban hasta el rincón menos esperado. Lo más novedoso era hacernos notar por medio de zumbidos en msn y el mayor temor de los padres de familia era que sus hijos tuviesen un perfil de hi5 (por aquello de la seguridad). Lo cierto es que hace diez años no teníamos ni idea de todos los alcances e impactos que la tecnología tendría en nuestra vida. Siempre he sido curiosa de las tendencias y nuevos proyectos por lo que seguramente cree un perfil en cada invento como my space o hi5. En aquel entonces circulaban versiones de grandes personalidades surgidas de estas redes y que con el tiempo adquirían fama internacional, pero también comenzamos a vislumbrar los peligros.
En 2008 después del secuestro de Fernando Martí, se prendieron focos de alerta, pues las redes sociales representaban un banco de información que podría ser utilizado por cualquiera. Esta alerta seguirá vigente, porque una vez subida la información ya no es sólo tuya, por eso es tan importante conocer el funcionamiento de cada uno de los perfiles que creamos y ser conscientes de lo que compartimos. En la actualidad el perfil entero de una persona se puede reducir a un puñado de palabras, mismas que pueden traer consigo múltiples seguidores o personas dispuestas a destrozar a una persona, ejemplos al respecto hemos visto muchos, el más reciente Andrea Legarreta.
En una conferencia sobre publicidad, Raúl Cardós, reconocido publicista, hablaba del impacto que hoy en día tienen las redes en nuestra vida, para dimensionarlo ponía de ejemplo a Jesús, con sólo 12 seguidores marcó la historia. La mayoría tiene más y deberíamos aprovechar eso para cosas positivas. Biz Stone cofundador de Twitter menciona en su libro que ni él vislumbraba el impacto que tendría su invento, en menos de lo que imaginaba millones de personas se habían unido y gracias a este medio de comunicación se hicieron posibles revueltas, avisos de emergencia y un seguimiento inmediato de los hechos al otro lado del mundo. Para él “Twitter era una prueba de que los sistemas auto organizados sin líderes podían ser auténticos agentes del cambio”.
Sin duda con el surgimiento de internet se modificó nuestra forma de vida pero con las redes sociales cambió por completo la comunicación. Si con la aparición de la escritura se dio pie a la agricultura, estamos ante otro eslabón de la evolución, la inmediatez del contacto con otros y el alcance masivo ha hecho que se propaguen infinidad de sucesos, desde post de estilos de vida hasta la unión social ante la injusticia y la barbarie humana. En algunos casos el uso de las redes sin cuidado alguno puede resultar letal, pero cuando se hace de manera consciente los movimientos y resultados son esperanzadores.
Un simple comentario no cambia la inmoralidad de cuatro jóvenes veracruzanos, pero la indignación de millones ante la injusticia y la omisión por parte del gobierno de Veracruz ha ejercido la presión suficiente como para que al menos todos sepan qué está ocurriendo y los hechos lamentables lleguen a otras fuentes esperando que pronto se realicen los procedimientos debidos para encarcelar a los responsables de abusar de una menor de edad. Lamentablemente las autoridades siguen con los oídos sordos ante las voces que claman a gritos por un cambio, que exigen de manera constante un lugar dónde vivir en paz y no le teman a quienes deben velar por su bienestar. Hoy sabemos que hay nuevos desaparecidos en Papantla, sin embargo seguimos sin encontrar la forma de evitar que esto suceda.
Tay es otro ejemplo de nuestra evolución y tal vez también de lo mucho que tenemos que trabajar en nuestra humanidad. Se trata de un proyecto de inteligencia artificial de Microsoft que aprendía de la interacción con los seres humanos, el robot tuvo que ser desconectado porque en menos de 24 horas se volvió racista, apoyando a Hitler y odiando a todos, pese a las críticas que recibió la empresa cabe recalcar que el proyecto aprendía de su interacción, así que hagamos una introspección y pensemos ¿qué hubiese aprendido Tay de cada uno de nosotros?
Finalizo esta semana con una frase de Biz Stone: “Los superhéroes no existen, pero juntos podemos cambiar el rumbo del mundo”. Estamos ante múltiples herramientas con alcances inimaginables y seguramente seguirán apareciendo más, es nuestro uso, la manera en que dirijamos cada una la que puede generar un impacto positivo o destruirnos como sociedad.