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EFE

El acceso a memorias digitales de bolsillo a prueba de campos magnéticos ya no es ciencia ficción, y lo que es un hallazgo digno de revistas especializadas se ha visto acompañado por un prototipo cuyo funcionamiento se puede verificar en casa.

El pequeño prototipo de memoria USB inmune a los campos magnéticos fue presentado por un equipo de la Academia de Ciencias de la República Checa (AV), liderado por el checo Tomas Jungwirth y donde participa el español Xavier Martí.

Jungwirth investiga las propiedades del antiferromagnetismo, y ha conseguido grabar información en un “chip” fabricado a partir de una aleación de cobre, manganeso y arsénico, materiales con esa propiedad magnética tan particular.

“Mediante un proceso basado en la física cuántica relativista se puede modificar el momento atómico de esos metales y almacenar en ellos información”, explicó Jungwirth a Efe.

Esa información, dadas las características de estos materiales, permanece invisible a los campos magnéticos, ya que en los antiferromagnéticos el magnetismo se anula.

La revista Nature se hizo eco de estos avances, algo que hasta ahora se consideraban ciencia ficción.

Y es que el físico francés Louis Eugène Félix Néel, premio nobel de Física en 1970, descartó la posibilidad de usar los materiales antiferromagnéticos como memorias.

“Interesantes e inútiles”, dijo Néel sobre ellos, y concluyó que no eran aptos para ese fin.

Casi cincuenta años después, Jungwirth mostró una memoria de bolsillo basada precisamente en el antiferromagnetismo.

“Ha habido una gran sorpresa al presentarlo”, reconoció el checo, director del Departamento de Espintrónica de la AV.

Las nueve primeras unidades del artefacto, un circuito en el que se inserta el “chip”, fueron fabricadas en España por la IGS Research, que ha dado ya salida comercial a otros descubrimientos sobre el magnetismo de la AV.

Una simbiosis que, según Martí, no es habitual en la ciencia y permite “llevar los hallazgos fuera de las revistas y los muros donde publicamos nuestros éxitos”.

Si hasta ahora, para grabar datos en un material antiferromagnético eran necesario complejos procesos de escritura a altas temperaturas, mediante un gran vector magnético, el nuevo sistema “va a simplificar mucho el trabajo”, concluye Jungwirth.