No hay un dialogo efectivo, permanente, entre gobernantes y gobernados; eso lo sabemos todos. Hay una ficción que se le parece y que se reproduce en los medios, proyectando una comunicación entre ambos que es inexistente. Como si fueran dos carriles, en donde cada uno va por su lado.
No es simplista esta aseveración, es grave y sus secuelas son de pronóstico reservado, porque el desconocimiento, la ausencia de un dialogo efectivo entre gobernantes y gobernados perjudica a ambos cuando surge la desconfianza mutua; cuando se daña el tejido social por el enojo disfrazado de indiferencia de la gente; y cuando todos los valores que supone el contrato social del que hablaba Rousseau, pasan a un segundo plano.
Esto pasa no solo en Veracruz, sino en prácticamente todas las regiones del país, en donde la política formal, cualesquiera que sean sus siglas, colores y tendencias, se enfrenta cada vez que hay elecciones, al -cada vez más difícil- reto de convencer al ciudadano, de lograr su confianza y conseguir su voto. Un contexto en donde el segmento de los indecisos sigue creciendo.
Muchos dirán, con razón, que aún no empiezan las campañas en forma, pero el hecho de que un elevado número de potenciales electores repudien la sola idea de involucrarse en política, (Así asumen muchos su derecho al sufragio) y que otro segmento, varias veces mayor, se muestre indiferente a las elecciones y sus resultados, lo que nos deja ver es el alto grado de despolitización de la población, especialmente los jóvenes, que con esta actitud lo que hacen es justamente fortalecer todo aquello que rechazan: la partidocracia, los políticos «light «y el voto corporativo, el voto duro de los partidos.
¿Qué hacer para salir del círculo perverso, de esta inercia pasiva que amenaza la legitimidad de las elecciones, y a nuestra incipiente democracia? Hay que construir ciudadanía. Hay que impulsar una sociedad política en donde impere la voluntad de la sociedad organizada. Suena a utopía, pero tiene a su favor un hecho claro, el crecimiento de la clase media. Aunque hay más pobres en términos absolutos, el peso de una todavía incipiente y titubeante clase media, está haciendo su arribo, indiscutible y claro, sobre todo en las ciudades medias y grandes del país. Xalapa, la capital veracruzana es un claro ejemplo de ello.
Esta población, mayormente educada y politizada, tendría que estar consciente de su potencial papel y de su fuerza, para actuar como contralor social del Poder público. Por sus características, la clase media es hoy por hoy, el segmento social capaz de hacer contrapeso a la discrecionalidad del Gobierno; es el segmento capaz de participar en el diseño de políticas públicas que respondan a las demandas de una población mexicana que ya cambió, para medir la calidad del desempeño de la gestión gubernamental y llevar a cabo el seguimiento de sus programas y acciones, para evitar excesos y desvíos. Transparencia y acceso efectivo y oportuno a la información financiera, que impida el contubernio entre Poderes a espaldas de la ciudadanía.
Es posible lograrlo. Lamentablemente, ni el Poder público ni los sectores sociales, económicos ni los académicos, están haciendo algo por revertir la actual situación de apatía de la población e interés por el clientelismo por parte de los gobiernos. Nadie hoy por hoy, está construyendo ciudadanía.
La sociedad veracruzana, como la del resto del país, requiere de un nuevo diálogo ciudadanía-gobierno que trascienda la elección de gobernantes y representantes populares, un nuevo diálogo que extienda su relación con el Poder público a la operatividad cotidiana del ejercicio de Gobierno.
Por ello vale la pena, demandar a grito vivo a todos los candidatos: Definiciones y políticas claras en relación con este tema: ¿Quieren votos duros o votos ciudadanos? Con los primeros no les alcanza para ganar ¿Quieren que permanezcamos donde estamos o quieren que salgamos de este atroz estancamiento? Comprometerlos nos conviene a todos.
Pero vamos a las urnas en junio. Si una mayoría relativa votamos, demandemos definiciones y alternativas de mayor fondo. De nosotros los ciudadanos depende.
rayarenas@nullgmail.com @RebeccArenas