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La semana pasada se dio a conocer una de las investigaciones periodísticas más grandes de la historia. 90 medios de comunicación se unieron para analizar la filtración de 11 millones de documentos pertenecientes al bufete panameño Monssack Fonseca. El fin de dicho despacho es proveer servicios legales y asesoría financiera a múltiples personalidades, algunas incluso viles y buscadas por actos criminales.
Se trata de uno de los escándalos más grandes por el número de personas involucradas tanto en la investigación como en el resultado de las mismas, hasta el momento para nadie es un secreto que en la lista figuran varios mexicanos, entre ellos Juan Armando Hinojosa, dueño de grupo Higa, el consorcio encargado de la construcción de la polémica casa blanca. Además de algunos mexicanos Monssack Fonseca es prestador de servicios a personalidades de todo el mundo, incluidos escritores como Mario Vargas Llosa o el diseñador Valentino. Pero también entre sus clientes destacan criminales.
La investigación hizo público que el bufete panameño tenía conocimiento de las actividades criminales de algunas personas que los contrataban y nunca denunciaron algo al respecto porque no les competía jurídicamente. El principal problema no estriba en todos los involucrados, ni en la prestación de servicios de la firma panameña pues como dijo el mismo presidente de los Estados Unidos, Barack Obama: “El mayor problema de #PanamaPapers es que todo es legal”, los clientes no cometían delito alguno (al menos no comprobado) con guardar su dinero en paraísos fiscales, pero al hacerlo se evaden impuestos, se imposibilita verificar la procedencia de los recursos y en cierta forma esto repercute en la economía de los países.
En Islandia el Primer Ministro renunció por estar implicado, ¿Y en México? Los involucrados como el ex gobernador de Oaxaca, José Murat, los empresarios de las principales televisoras del país, Televisa y tv azteca se deslindan de lo ocurrido, aun cuando son investigados por el SAT, debido a la evasión de impuestos en la que podrían incurrir, cabe destacar que en el caso de los políticos habría que analizar de dónde provenía el dinero, si de su trabajo o del robo a los ciudadanos.
A finales de semana una conocida preguntaba por qué en México nadie renuncia y en Islandia el Primer Ministro lo hizo de inmediato, quizás la diferencia estriba en cuan informada está la sociedad. El domingo 3 de abril mis redes sociales estaban llenas de notificaciones alusivas al caso de #PanamaPapers, esperaba ver algo similar en los medios al otro día, sin embargo el tema no parecía suficiente como para abarcar toda la atención mediática y sin duda con la aparición de este nuevo escándalo, otros igual de importantes se han ido olvidando.
Como sociedad no estamos prestando atención a nuestro entorno a situaciones graves como descubrir que la corrupción va más allá de nuestras fronteras y que probablemente el deterioro del país también tenga que ver con las altas esferas del poder preocupándose por sí mismos e incrementando la desigualdad económica del país. Lo importante es no reducir nuestros canales de información y estar pendientes también de lo que pasa alrededor del mundo, con la globalización hasta los eventos más pequeños repercuten en nuestra nación.