Esta semana se firmó el Convenio de Colaboración entre Centros de Integración Juvenil A.C. y la Universidad de Xalapa, un esfuerzo solidario de ambas instituciones por sumar experiencias, infraestructura y voluntad de compromiso con la comunidad, para fortalecer las tareas de prevención y atención de las adicciones en beneficio de los niños y jóvenes veracruzanos..

Este primer paso, que deberá replicarse en otras regiones de nuestra entidad, solo dará resultados, hay que decirlo, si se logra sumar la participación de la gente. No es tarea fácil, aunque se trate de un tema noble, hay que revertir la desconfianza y el enojo disfrazado de apatía, que parece haberse adueñado del ánimo ciudadano.

No es casual ni gratuita esta actitud de la gente, se sustenta en la gran distancia que siente frente al gobierno. Un problema que ya lleva tiempo, y que al no resolverse ha seguido creciendo.
Cuántas veces nos hemos quedado sorprendidos al escuchar a los políticos declarar que disminuyo la inseguridad; que se generaron miles de nuevos empleos, o que no hay inflación en los precios, cuando sabemos de primera mano, que la delincuencia sigue haciendo de las suyas; que no hay empleo para los recién egresados de la universidad, ni para los que no tuvieron la fortuna de poder estudiar; y que el alza en los productos de primera necesidad ya andan por los cielos. Esa es la doble percepción de la que hablamos, derivada de la falta de comunicación entre ciudadanía y gobierno, entendiendo por comunicación, la existencia de espacios de participación y acceso a la información, desde donde la ciudadanía pueda llevar seguimiento del quehacer gubernamental, lleve a cabo la contraloría social que ya resulta impostergable.
Hoy por hoy, el gobierno va en un carril y la sociedad va en el suyo, cada uno con su percepción de lo que es prioritario de atender y no hay comunicación entre ambos.

Podríamos hacer un listado interminable de absurdos gubernamentales, ( como la construcción de un puente en el lugar equivocado o la escuela inexistente que recibe apoyo del gobierno federal o la tele secundaria que no funciona porque en ese pueblo no hay electricidad). Absurdos que evidencian negligencia pero también actos de corrupción por parte de los funcionarios responsables, que al nunca ser castigados, generan impunidad, el mayor incentivo para seguir delinquiendo.

Esta constante, no nos sorprenda, es lo que ha generado el hartazgo de la gente, y su negativa a participar, incluso, en las elecciones.

El próximo 5 de junio en doce entidades del país habrá elecciones para gobernador y otros cargos de elección popular, y del grueso del electorado, una franja significativa ya se apresta a emitir el voto de castigo en contra de los que perciben como malos gobernantes; otros no piensan votar, sin darse cuenta que no hacerlo equivale a emitir un cheque en blanco para que otros decidan en su lugar; otros más, lamentablemente, ya le han puesto precio a su sufragio, le llaman «el voto envilecido» y finalmente está el voto duro de aquellos que le son fieles a su partido, sin importarles que llueva, truene o relampaguee, esos que cada vez son menos, resultan insuficientes para ganar una elección. Sin embargo nadie está demandando a los candidatos espacios de participación para la gente, no solo en el diseño de políticas públicas, sino en el seguimiento de las mismas y en la evaluación del quehacer de gobierno

Sin participación ciudadana que haga contraloría social al quehacer de gobierno, no habrá súper candidato ni súper gobernante que no actúe discrecionalmente si puede hacerlo. El poder corrompe y el único contrapeso efectivo para contener a los insaciables es la contraloría social que significa la participación activa y oportuna de la gente. Ni todo el tiempo, ni en todos los temas, pero que la ciudadanía pueda participar, hacerse escuchar e influir en los asuntos que les interesa.

¿Qué hacer para que la gente demande a los candidatos los espacios para ejercer la contraloría social que les garantice que haya buenos gobernantes? Se necesita construir ciudadanía, educar, capacitar, generar conciencia en la gente del enorme poder que puede adquirir cuando se organiza y participa. Se dice fácil pero no hay otra alternativa.

rayarenas@nullgmail.com.