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En el marco de la ciudadanía plena y de una democracia fuerte, la voz es tan importante como el voto. Pero los políticos se interesan en los votos de los ciudadanos sin escuchar sus voces; y una vez en el poder, obviamente se les olvidan los electores, que volverán a ser importantes hasta el próximo proceso electoral, que es donde su voto cuenta.

No hay sentido de compromiso por escuchar la voz del pueblo, porque no fue su voz sino su voto lo que les hizo llegar al cargo público. Las voces son ignoradas fundamentalmente porque los canales de interlocución vienen a ser precisamente los que “conquistaron” el voto ciudadano para “representarlos” y son éstos “representantes populares” en realidad de sus propios intereses o los de su grupo político o los del partido que los postuló; no del pueblo.

Por eso hoy vemos campañas de rostros sonrientes y amigables, de manos extendidas en actitud de voluntad de servicio, de discursos emotivos que envuelven el dolor y el desencanto por el abandono histórico, con un manto de esperanza por un cambio con justicia social.

No hay cuestionamiento del pueblo; no hay forma; sólo se mueve en los medios lo que entre los mismos candidatos se acusan, aumentando el desconcierto de la gente sencilla que está deseosa de confiar en algo o en alguien que represente la posibilidad de un futuro mejor. Pero entre los que compiten para ello no se visualiza quien pudiera ser el o la candidata que supere el mínimo aprobatorio.

Este el momento más crítico de México y particularmente de Veracruz; tiempo en el que los problemas requieren de un gran cambio, pero que no sea emanado de la clase política que ya ha demostrado su incapacidad excesiva para el diseño de políticas públicas que impacten positivamente a los gobernados. Todo lo han hecho como para ser auto beneficiados de todo y merecedores de mucho más; con lo que ha pervertido y corrompido a la juventud que ve en el quehacer político un futuro de lujos, dinero, excesos de todo tipo, amparados por un esquema de partidos que solapa, protege, disculpa y exonera a sus militantes, casi a nivel de canonizarlos.

Por eso es importante despertar otras voces que generen opiniones distintas; más allá de las expresadas por el propio gobierno y sus fieles súbditos que se auto engañan con resultados espectaculares que les impiden ver la realidad.

Necesitamos despertar el espíritu participativo de la gente, que incluya el análisis crítico de lo hecho y levante su voz demandando las cosas por hacer; derrotando la práctica que condena al ciudadano a sólo ser votante y a ser sometido por un estado electorero. Ausente de toda práctica democrática que nos lleve a vivir en un estado de libertades.

Defender nuestro derecho a tener voz y además tener voto, nos ubicará en un escenario de democracia deliberativa, que permita el derecho a expresión de las ideas, con capacidad de disentir y también de construir. Cambiando el paradigma que hoy criminaliza las voces que cuestionan y se levantan por encima del coro de aduladores del sistema, echando a perder los festejos del poder.

Tener derecho a voz es poder participar del debate, del diálogo, de la discusión constructiva, que confrontará de forma automática el discurso político que sólo busca comprar voluntades en complicidad de los acarreados que en celebración carnavalesca celebra sus ocurrencias y no permite el análisis y la veracidad de lo que se dice.

Hay grandes temas de alto interés social, que son abordados de forma superficial porque no forman parte del interés político. Por lo que tampoco lo estarán dentro del listado de compromisos de resultados. Por eso la urgencia de que estos temas sean abordados por la misma sociedad, pero para eso debe de tener primero: VOZ, segundo: generar compromisos y después su VOTO.

Tener voz, es no permitir que otro hable por ti, porque tu voz cuenta antes que tu voto. Y tener voto es el derecho consciente y libre, ejercido sin coerción por compra de la dignidad que se vende por hambre.

Tener Voz y Voto representa una acción armónica que dice: “yo pienso”, “yo decido”, yo ejerzo mi derecho a votar por ciudadanos honrados que como yo busquen el bien común. Y esto es posible.

Urge despertar a la sociedad y mostrarle su derecho de Voz y Voto; mostrarle una ruta viable de comunicación como la Plataforma www.digaselo.com que conecte su voz con la de otros tantos para empujar juntos a la construcción de un mejor gobierno y una mejor sociedad. Ese es mi pienso.