Si le hubieran dicho a Alex Mullen hace algunos años que sería capaz de memorizar una baraja entera de cartas en tan solo 21,5 segundos, habría pensado que le estaban tomando el pelo.
Su memoria no era nada del otro mundo; incluso estaba por debajo del promedio.
Hoy estudia medicina en la Universidad de Mississippi, EE.UU., y acaba de batir el récord mundial de memorización en el World Memory Championships (Campeonato Mundial de Memoria).
Mullen logró obtener la puntuación más alta en los 24 años de historia de la competición.
Y todo comenzó con un libro que le motivó a entrenar su mente.
Entrenando la memoria
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Mullen me habló de un libro que leyó: «Moonwalking with Einstein» (Caminando en la Luna con Einstein), escrito por el periodista Joshua Foer, quien asistió a un campeonato de memorización en Estados Unidos para escribir sobre lo que pensó que sería el Super Bowl de los sabios.
Pero, en cambio, se encontró con un grupo de gente que había entrenado su memoria utilizando técnicas antiguas.
Mullen comenzó a practicarlas y ganó el concurso al año siguiente.
«Yo no tenía una memoria natural excepcional. Pero en 2013 comencé a entrenarme utilizando las técnicas de las que había hablado Foer», afirma.
Cualquiera puede hacerlo; solo tienes que crear un palacio mental
Un año más tarde, quedó segundo en un campeonato nacional y en 2015 se coronó campeón mundial.
El concurso se celebró en diciembre en China y consistió en 10 rondas de desafíos mentales, que incluían pruebas de memorización numérica y facial, entre otras.
El reto final es la ronda rápida de cartas, en la que los consursantes deben memorizar una baraja entera lo más rápido posible.
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Mullen fue el segundo participante. Observó las cartas durante 21,5 segundos, lo que le bastó para hacerse con el primer premio.
Mullen ostenta el récord mundial de memorización de números en una hora: 3.029.
También cuenta con media docena de récords en Estados Unidos, incluida la memorización 3.888 dígitos binarios en 30 minutos.
Dentro de tu palacio mental
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Si eres incapaz de recordar la lista de la compra, por no hablar de los miles de unos y ceros, las proezas memorísiticas de Mullen podrían parecerte incalcanzables.
Pero, según él, cualquiera puede hacerlo, «solo tienes que crear un palacio mental», explica.
Para quienes no estén familiarizados con la serie de la BBC sobre Sherlock Holmes, «Sherlock», un palacio mental (o palacio de la memoria) es una imagen en el ojo de tu mente de un lugar físico que conoces bien, tal vez de tu casa o del camino al trabajo.
Camina a través de tu palacio mental y dejar caer una imagen de cada objeto en lugares específicos
Para recordar cosas, ya sean cartas o productos alimenticios, debes caminar a través de tu palacio mental y dejar caer una imagen de cada objeto en lugares específicos a lo largo de esa ruta.
La técnica se atribuye al poeta griego Simonides de Ceos, que vivió en el año 477 a.C.
Cuenta la leyenda que Simonides estaba en una cena y que, a mitad del banquete, lo llamó un mensajero.
Pero mientras salía por la puerta, el techo se derrumbó y murieron todos los que se encontraban dentro de la sala.
Simonides intentó recordar dónde estaba sentado y, de repente, se imaginó conversando con el invitado que tenía enfrente, el que estaba a su izquierda y un tercero que presidía la mesa.
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Y se dio cuenta de que podía identificar los cuerpos recordando el lugar exacto en el que se había sentado cada uno.
Fue entonces cuando descubrió que la mejor manera de recordar un grupo de objetos (o de personas) es agregar imágenes a una ubicación específica y ordenada.
Siglos más tarde, Eleanor Maguire, del University College de Londres escaneó los cerebros de 10 personas que habían participado en campeonatos mundiales de memoria.
Esperaba identificar diferencias en su estructura cerebral, pero la única diferencia fue el uso preferencial de tres áreas del cerebro relacionadas con la navegación; los súper memorizadores podían recordar mejor las cosas porque «caminaban» en sus palacios mentales.
Sonidos fonéticos
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A la hora de recordar números o dígitos binarios, muchos «memoriones» utilizan su propio sistema para transformar esos elementos en imágenes.
Y eso inlcluye convertir palitos y números en sonidos fonéticos.
Piensa en el siete de diamantes y el cinco de espadas. El diamante y la espada juntos crean el sonido «m», por ejemplo. El siete se convierte en el sonido «k» y el cinco es una «l».
Cuando veo el 7 de diamantes y el 5 de espadas pienso en Michael Jordan
Aunque no es inmediatamente obvio de dónde viene cada sonido, se basan en un código que alguien ideó hace mucho tiempo, cuenta Mullen.
«Una vez que tienes tu ‘m’ y tu ‘l’, sólo tienes que crear una imagen que represente esas letras. A mí me recuerdan a la palabra ‘Michael’, así que cuando veo esas dos cartas juntas pienso en Michael Jordan«, explica.
Otro de sus trucos consiste en reducir a la mitad las 2.074 combinaciones posibles, aunque prefiere no entrar en detalles.
Como montar en bicicleta
Si pones lo que quieres recordar en tu palacio mental, siempre está a salvo
Los palacios mentales pueden encontrarse en cualquier lugar.
«Si te paras a pensarlo, seguramente hay cientos de lugares que conoces muy bien«, dice Mullen.
Mullen relata que utiliza palacios mentales específicos para cosas que quiere recordar a corto plazo –como barajas de cartas–y otros para cosas que quiere recordar para siempre.
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«Cuando aprendo cosas en la universidad, como medicamentos o trastornos estomacales, introduzco ese conocimiento en un palacio mental que solo utilizo para ese tipo de información», indica.
¿Puede fallar este método? ¿Es posible quedarse en blanco?
Mullen dice que no, que si lo que lo que quieres recordar siempre estará a salvo en tu palacio mental.
Y agrega que no hay que tener ningún don especial: cualquiera puede aprender a hacerlo.