«Cuentan que la relación entre rosario robles y José Antonio Meade sigue más tensa que un alambre de equilibrista. Se suponía que ambos funcionarios habían resuelto sus diferencias, pero las fricciones lejos de atemperarse están creciendo. En el equipo de Meade tienen la impresión de que robles echa de menos sus días en la Sedesol, por lo que mete mano cuanto puede en la dependencia. en contraparte, los cercanos a la ex-perredista sienten que el traca-traca en su contra tiene su origen, precisamente, en desarrollo social». Lo comentan en «Templo Mayor» de Reforma.