«No acudir al trabajo en estado de ebriedad o bajo el influjo de enervantes; evitar las expresiones soeces en las sesiones y comportarse con honradez, son algunas de las obligaciones que marca el Código de Etica de la Cámara de Diputados. Algo debe andar muy mal en San Lázaro si a los legisladores hay que ponerles por escrito requisitos que en cualquier trabajo se darían por sentado». Lo comenta F. Bartolomé en «Reforma».