El robo a escuelas y centros escolares debiera penarse más que un robo común. Porque no sólo hurtan enseres y equipo de cómputo, sino la esperanza de niñas y niños, el esfuerzo de docentes y comunidad, el trabajo social, colectivo de todas y todos.
Las personas que se meten a robar a las escuelas no sólo se llevan unos cuantos muebles, sino se llevan las herramientas con las que la niñez y juventud forjan su futuro, les quitan oportunidades de acceder a otros estadios del conocimiento. Vamos, a nuestro analfabetismo tradicional le hemos sumado en los últimos años, el analfabetismo informático. Seguimos rezagados con relación a nuestros socios comerciales y demás países de la región. Costa Rica, por ejemplo.
En el sexenio de Vicente Fox se dotaron de equipo de cómputo a escuelas primarias públicas, esto llamó la atención de individuos que vieron una forma fácil de ganar dinero sin exponerse mucho. Ya sabe, los periodos vacacionales son propicios para asaltar a las escuelas.
Es posible que para algunos lectores sea una minucia que alguien robe una computadora ‘vieja’, con programas y demás aditamentos obsoletos y nada comparables con las que se tienen en casa. Pero ese mueble ‘viejo’ y en apariencia ‘inservible’ es la única herramienta que miles de niños y niñas tiene para acercarse al mundo contemporáneo de la informática, la ciencia y la tecnología.
En la actualidad, ¿qué oportunidad laboral o de superación académica tiene una persona que no use y conozca lo básico de computación? Ninguna. Esto es lo que se roban de las escuelas: oportunidades de crecimiento personal y desarrollo social de una sociedad.
En este sentido, la diputada secretaria de la Comisión Permanente de Educación y Cultura, Minerva Salcedo Baca, nos comentó que presentará la próxima semana un punto de acuerdo ante la diputación veracruzana para exhortar a las autoridades responsable de la seguridad pública a reforzar las vigilancia en las instituciones educativas de la entidad y evitar el robo de equipo de cómputo.
“Este delito que es en perjuicio de la niñez y juventud se ha convertido en una preocupación más para las autoridades educativas y sociedades de padres de familia que con mucho esfuerzo logran reunir recursos para la adquisición de equipo tecnológico que se constituye como herramienta básica para el aprendizaje y además es indispensable para cumplir con el programa de estudios.”
Recordemos que la educación es un derecho y el Estado tiene la obligación de proporcionar los servicios educativos del nivel básico al medio superior. Hay cientos de escuelas en los anillos periféricos de los centros urbanos, en comunidades, rancherías y congregaciones. Ahí es donde las incidencias delictivas son recurrentes. Claro, en estos tiempos, también puede pasar en planteles ubicados en los centros de las ciudades.
Por supuesto que este problema no sólo es una cuestión de policías y ladrones, también nos debe involucrar como sociedad que, a fin de cuentas, somos los beneficiarios directos. Cuidar nuestras escuelas también es nuestra obligación.
Por hoy es todo, les deseo un excelente fin de semana y nos leemos en la próxima entrega