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Todos tenemos modelos a seguir en la vida, personas que admiramos o con las que nos sentimos identificadas por sus actitudes, forma de hablar, caminar, etc. Estos íconos han existido siempre, quizás la imitación es una de las principales formas de aprendizaje, fue así como aprendimos a hablar, a comer y a ser las personas que conocemos hoy en día. Sin embargo, ¿qué tan conscientes somos de estos modelos y de lo que admiramos?, ¿buscamos imitar a figuras ilustres, talentosas y propositivas o es más fácil seguir el rol de quienes causan sensación y gozan de fama y fortuna?
La semana pasada se hizo viral el vídeo de una joven que mientras conducía en estado de ebriedad pasó chocando tres automóviles y tras ser detenida intentó sobornar a los policías con 100 pesos, de ahí el apodo con el que se le conoce en redes sociales #Lady100pesos. Después de que el vídeo se difundiera incluso al exterior del país pasó lo siguiente; surgieron dos grupos de personas: los que aplaudían su hazaña (Salió libre con sólo mil quinientos pesos) y los que criticaban que alguien después de cometer esos hechos fuese alabada y catapultada a la fama como si se tratara de una heroína.
Por otro lado alguien trató de contrarrestar la fama de Lorena Aguirre con una Mexicana distinta, Olga Medrano, a quien apodaron #LadyMatemáticas por su logro en la olimpiada Europea de Matemáticas. Esta fue la primera vez que el hashtag de lady fue empleado de manera positiva, porque hasta el momento sólo se etiquetaba así a las personas corruptas, borrachas o groseras que eran grabadas en el momento menos esperado. La intención de promover a #LadyMatemáticas era difundir otro tipo de historias en México, aquellas en las que luchan por sueños en pro de los demás y que con esfuerzo alcanzan sus objetivos pues gracias a la dedicación de Olga, con una edad similar a la de Lorena, ahora podrá estudiar en una de las universidades más prestigiosas del mundo.
Sin embargo adivinen ¿quién es actualmente la reina de las redes sociales?, si bien ambas han tenido notoriedad, la famosa, admirada e idolatrada no es la joven que dedicó horas al estudio para triunfar en una competencia. Quien realmente goza de fama y recibe comentarios como –Te pongo casa, eres un ejemplo, etcétera (sí, comentarios así y peores), es Lorena Daniela Aguirre, quien de no ser por los elementos de policía quizás hubiese terminado en un estado más lamentable que el que podemos observar en el video.
No tengo duda en lo sencillo que resulta identificarse con alguien que se divierte, que vive la vida gozando y con todos los privilegios posibles, a simple vista Lorena además de guapa tiene dinero, y me atrevo a hacer tal afirmación porque alguien que va manejando una camioneta con un costo elevado para el común de los mexicanos, que ha viajado por el mundo a destinos como Nueva York dudo que tenga alguna carencia económica.
Pero tengo la certeza de una carencia mayor, mi pregunta principal al ver el vídeo de la joven fue ¿y los papás?, probablemente en esta ocasión ellos no estaban enterados de que la borracha de su hija conduciría en ese estado, pero ¿dónde están ahora?. De ser cierto otro vídeo en el que la joven festeja su fama en un antro o alguna de las múltiples páginas que se han creado en redes sociales me queda claro que la carencia de Lorena Daniela es de valores.
No obstante la fama de #Lady100pesos es el menor de los problemas, el verdadero problema está en cada uno de nosotros que como sociedad aplaudimos eventos deplorables sólo porque se trata de alguien con buen físico, hay quien incluso hizo la broma de que por eso votamos por quien votamos en las elecciones a la presidencia, porque era guapo.
Estoy de acuerdo con que lo ideal sería promover a personajes como Olga, pero desgraciadamente no lo hacemos, vivimos en una era que aplaude la estupidez humana y la viraliza, prueba de ello no sólo en México sino a nivel internacional son múltiples celebridades. En la actualidad el éxito se mide de acuerdo al número de seguidores y estamos siguiendo a los peores modelos. Ojalá el ejemplo de Olga Medrano sirva para ver más allá y darnos cuenta de que los grandes logros son posibles pero requieren de trabajo y no de quedarnos frente al monitor siguiendo sensacionalismos que en lugar de risa deberían preocuparnos.