Por Ramón Durón Ruiz

amo a mi hija Martha Durón de Ilizaliturri, de ella trascribo el siguiente texto: “Como dice una frase: ‘Dar a luz es el único dolor en la vida, que vale la pena sufrir’. Me siento afortunada y con mi corazón agradecido con nuestro Padre por tener el gran privilegio de ser Mamá de dos hermosos Ángeles, mis amores Sophia Isabella y Armando.
El embarazo, sin duda es un privilegio que me ha marcado de por vida, un proceso de creación tan maravilloso y sin duda inigualable, sentir como día con día nuestro amor más preciado va creciendo, hasta llegar al día tan esperado, ¡¡Su Nacimiento!! Mi petición día con día es: sabiduría y paciencia para guiarlos por el camino del bien; a mi Sophia, mi mejor ejemplo para que sea una mujer virtuosa, fuerte y Mamá entregada a sus hijos, a mi niño Armando que crezca para ser un padre presente y un esposo amoroso.
Agradezco a mis papás Ramón Durón y ‘Chacha’ de Durón, por el tiempo y el amor en abundancia que siempre me han dado, ahora esas semillas… ¡Están dando fruto! El día que el Señor me pregunte: ¿Qué disfrutaste más de estar viva? le responderé: El haberme convertido en Madre. Ser Mamá es estar en deuda ¡Con el Cielo!”
Para el viejo Filósofo, todos los hombres estamos en deuda con DIOS, al enviarnos a la Tierra con una mujer tocada por sus Ángeles, MAMÁ, en el libro de nuestra vida, en una Madre se encarnan todas las bondades: amor, ternura, indulgencia, felicidad, protección, cariño, entrega, fe, perdón, perseverancia, tenacidad. Una madre tiene la ciencia, la paciencia y la sabiduría de la vida, ella tiene la magia de atesorar la armonía del universo en su vientre.
En una madre se concentran todas las virtudes de DIOS por la generosidad de su amor y la sabiduría que dejan los años. Mamá ejerce todas las vocaciones y profesiones de la vida: es maestra, psicóloga, enfermera, amiga, chef, médico, consejera, terapeuta, lavandera, costurera, diseñadora, chofer; es amor que se entrega a plenitud; mujer que le provee sentido a la vida, da aliento al derrotado, bienestar al enfermo, grandeza al pequeño, humildad al grande.
Una madre, es la más generosa fuente de bienestar sobre la Tierra, enseña a encontrarnos con nosotros mismos y al dejar atrás resentimientos y miedos nos cultiva para vivir a plenitud, su alma está llena de todas las bendiciones del mundo. Una madre es un faro de luz para el navegante que se ha dado permiso de ir mar adentro; “es soplo Divino que da aire a tus alas, sin frenarte, te cuida, sin anularte; te abraza, sin asfixiarte; te anima, sin empujarte; te ama, sin invalidarte, te impulsa, sin abandonarte”
Su nombre son las primeras letras que balbuceamos, Mamá es una palabra mágica, que cuando hay un problema, la invocamos pidiendo ayuda y su protección, entonces como obra de DIOS la ayuda Divina aparece. En su cálida presencia, dormimos plácidamente, echamos a volar nuestra imaginación, creando y recreando sueños, confiados en la sanidad de su amor, seguridad y paz.
Con alquímica facilidad, ella descifra el crucigrama y los intrincados caminos de la vida, con los aciertos del que más sabe. Es una mujer que cuando posa sus labios en nuestra frente, sus manos en nuestra espalda, llena de luz nuestro corazón, disipando los nubarrones de nuestro cielo. La sabiduría de una madre, nos enseña a “hacer todo el bien que se pueda, en todas las formas que se pueda, en todos los lugares que se pueda, a todas las personas que se pueda… todo el tiempo que se pueda”
Una madre, con su intrínseca pedagogía de la vida, nos enseña:
— Que la eternidad, se vive en el HOY, EN EL AQUÍ Y AHORA, se concentra en el presente, el pasado y el futuro, porque la eternidad está hecha de instantes, si éstos están bien vividos, nuestra vida será espectacular, pues gozaremos nuestro paso por esta terrenalidad con la intensidad del Sol y la paciencia de la Tierra.
— A no esperar las oportunidades, sino salir a encontrarlas; a no dormir para descansar, dormir para atar nuestra rica imaginería a una estrella e ir en busca de nuestros sueños, rompiendo paradigmas limitantes, sabiendo que nuestro límite está en el Cielo.
— Que “somos seres espirituales, en un viaje material”, y que el humor aligerar la carga y alegra la vida.
A todas las Madres del Mundo… “FELIZ DÍA DE LA MADRE”
A propósito, con motivo del Día de la Madre, el Filósofo de Güémez organiza una comida a las mamás del barrio, éstas llegaron acompañadas de sus “viejos”, platicando con dos de ellos, Simpliano dice:
— Pa’ mi, la peor edad son los 60, cada rato tengo ganas de orinar y me la paso en el baño sin que salga nada.
El Virulo comenta: — Yo tengo 70, tomo laxantes y gran parte del día estoy en el baño y no puedo hacer popó.
El Filósofo tercia y dice: — ¡La peor edad es a los 90!
— Sus acompañantes, le preguntan: ¿Tienes problemas pa’ orinar también?
— ¡No!, yo orino sin problema alguno todos los días a las 4 de la mañana.
— ¡Entonces!, –preguntan: ¿Tienes problemas pa’ evacuar?
— ¡Claro que no!, todos los días hago popó a las 4:30 de la mañana.
— Si todos los días a las 4 orinas y a las 4:30 haces popó, no entendemos que es lo terrible de que tengas 90 años.
— Pos’ –dice el Filósofo– ¡QUE ME DESPIERTO A LAS CINCO!