Buen día apreciado lector:
Las campañas políticas por la gubernatura como las liguillas del futbol soccer profesional, tienen un gran parecido.
Las dos arden intensamente por la pasión de los beligerantes.
Cuando arrancan se arma un gran revuelo, un super escándalo, una estridente, desesperante y ensordecedora gritería.
Se critica muy fuerte a los que se quedaron fuera de la pelea; se hacen apuestas, se lanzan dimes y diretes y se gasta bastante saliva y mucho dinero para impulsar a los favoritos.
Los aficionados y espectadores discuten en todos los foros en apoyo a sus favoritos. Es curioso ver cómo en una misma familia unos le van a un contendiente y otros al otro, incluso hasta en parejas de novios se les ve exhibir en su vestimenta los colores de uno y de otro bando.
Llega el día de la decisión, los que ganan festejan, los que pierden sufren y hacen rabietas, pero pasada la euforia del triunfo o la derrota, todo vuelve a la calma y se acepta el resultado.
Así ha sido siempre en este tipo de contiendas, así está pasando y así esperamos que concluya el próximo 5 de junio.
Igual como en la futbolera donde unos le van al América, otros a Chivas, y los menos a Monterrey, Pachuca, Tigres, León, Monarcas o Santos, en la liguilla electoral Héctor, Miguel, Cuitláhuac, Juan, Pipo, Alba Leonila o Armando tienen sus seguidores, unos más, otros menos.
Pero el ruido o la silbatina que le quisieran armar a Héctor y que apenas se deja escuchar de parte de los contendientes, se estrella en las múltiples demostraciones de apoyo popular que surgen de las mayorías, lo que es natural porque Héctor es el superlíder del torneo.
Que si lo apoyan los árbitros, que si su jefe político, que si sus equiperos reparten balones, y prosperan en el ánimo, lo cierto es que al tricolor choleño los competidores ya no le alcanzan a ver ni el polvo.
Creen que le pueden poner zancadilla de última hora pero ya no hay “la maldición del superlíder”; el respetable ya quiere ver el final, que se acabe el tiempo, que se acabe el tiradero de lodo desde las tribunas, ya queremos que termine el partido, que ya se acaben las patadas y los puntapiés, los sombrerazos y las mentadas.
Ya estamos hartos del bla, bla, bla en la radio y en la tele; que ya se acaben las campañas; que el árbitro ya pite el final; ¡ya!. ¡ya!. ¡yaaa!.
Feliz fin de semana y que haya paz en sus hogares.
gustavocadenamathey@nullhotmail.com