Tengo más de 40 años de seguir al equipo de fútbol que pertenece a la cooperativa Cruz Azul, y no pienso desistir de mi afición por los cementeros a pesar de los malos resultados que el equipo ha tendido en, ¡nada más!, los últimos 18 años –ya son casi 19-. Todavía tengo fresco en la memoria aquel partido en el que se coronaron campeones por última vez los azules bajo la dirección técnica del ‘flaco’ Tena, fue en 1997. ¿Recuerdan aquel partido ante los “panzas verdes” del León, en un partido muy regular que lo mismo pudieron ganar los guanajuatenses como los de La Noria, y el partido se definió gracias al artero y alevoso faul que le cometió el portero argentino Ángel David Comizzo a Carlos Hermosillo.
Se marcó un penal indiscutible y la falta fue cobrada por el mismo “grandote” de Cerro Azul, Ver., aún recuerdo cómo Luis Fernando Tena, después del silbatazo final, hacía esfuerzos sobrehumanos para poder contener las lágrimas de la emoción Después los azules tuvieron temporadas buenas, algunas regulares y otras francamente muy malas, fue líder general en algunas, una vez bajo la dirección del ‘maestro’ Benjamín Galindo llegaron a tener una de los torneos más desastrosos de que se tenga memoria, quedaron en último lugar y fue algo para el olvido, vergonzante para la jerarquía y la historia de un ‘equipo grande’ como el Cruz Azul.
En el clausura 2008 arañó el campeonato cuando llegó a la final y la perdió con Santos Laguna. Ese mismo año, en el Apertura 2008, perdió el partido por el título con los Diablos Rojos de Toluca, misma situación que vivió un año después con el Monterrey. Pero quizá la final más dolorosa y traumática de todas las finales ocurrió en el clausura 2013, cuando cayeron ante su acérrimo rival el América, luego de tener una ventaja en el marcador global de 2-0. Loe ex Cremas tuvieron una remontada histórica y le arrebataron el título a Cruz Azul que se disponía a celebrar un título después de 16 años, en aquella ocasión los dirigía Memo Vázquez y la verdad no sé qué les pasó, hasta un servidor quedó de alguna manera traumado –y miren que soy un desapasionado de los azules desde hace como 20 años-, fue una experiencia dolorosa y traumática, es una espina que todavía muchos llevamos clavada en la espalda, una humillación de la que los cruzazulinos, lo confieso, no nos hemos podido reponer.
Todavía tengo vivo el recuerdo cuando en el último minuto de juego Moises Muñoz, ¡el portero!, en un descuido imperdonable de marcación de la defensa azul, que se les cuela y que marca el gol del empate, de ahí todo es historia, que se van a tiros penales y que los mata Layún en un tiro milagroso que logró clavar a pesar de que se resbaló a la hora de tirar el penal, el Azteca estaba inundado por el diluvio que caía esa noche en la zona de Tlalpan. Pa’ llorar.
Y es que ha sido fracaso tras fracaso, se han convertido los azules en el hazmerreír del fútbol mexicano. Yo no tengo muy claro a qué se deba esta crisis interminable de la ex maquina cementera, miento, rectifico, creo sospechar a qué se debe, no estoy seguro de ello pero no le encuentro otra explicación, se debe a una muy mala gestión gerencial de Billy Álvarez, el que pasa por dueño de los cementeros porque los verdaderos dueños del equipo son todos los cooperativistas, pero Billy se ha pasado de ‘bueno’, ha relajado algunas cosas que me parece han perjudicado la mística del equipo como un club de fútbol ganador, creo que uno de sus principales errores fue dejar que se involucrar en el negocio su cuñado Víctor Garcés, nefastísimo y corrupto tipo que, según se supo, anduvo entrándole a la reventa de boletos en el Mundial de Francia 1998, si no mal recuerdo, cuando fungía como secretario general de la FEMEXFUT.
Luego se han equivocado en movimientos de jugadores y cuerpo técnico, venden a quien no deben vender y compran a quien no debieran comprar. La lista es interminable de yerros, se han deshecho de jugadores que están rindiendo en otros equipos y han comprado a cartuchos quemados como Vuosso, el mismo Omar Bravo, hace unas dos temporadas trajeron a un brasileño, un güerillo que prometió no sé cuántos goles y fue un fardo el tipo, perdonen pero ya hasta se me olvidó el nombre –Mirandinha creo que se llama-, el mismo Sergio Bueno, con todo respeto para él es un entrenador que no tiene jerarquía.
En el torneo regular que acaba de finalizar, trajeron a Boy con el fin de que el ‘Jefe’ le inyectara algo de espíritu y sangre a los alicaídos cementeros, pero al final resultó peor el remedio que la enfermedad, Tomás es un tipo demasiado protagónico, no ha terminado de aprender y asimilar que lo importante del fútbol está en el terreno de juego y no en el banquillo del técnico, además, la personalidad del ‘Jefe’ es, a su manera, como la del Chepo, es decir, son obcecados, necios, creen que nadie está para enseñarles nada de los secretos del juego, pero sobre todo les falta mucha humildad y sensibilidad para entender esto.
Finalmente, hay una versión que habla de que en el Cruz Azul quien en verdad lleva las riendas del equipo es el promotor Carlos Hurtado, que desde Miami decide quién o a quiénes contratar, qué jugadores dar de baja, o sea, el poder tras el poder de Billy que se ha convertido en una especie de títere de Hurtado.
No suelo mudar de preferencias futbolísticas, seguro me voy a morir siendo azul, ni modo, lo que sí es que cada vez estoy menos pendiente de lo que ocurre con los cementeros, tristemente han dejado de entusiasmarme y de ser noticia para mí, prefiero voltear al fútbol de otras latitudes.