Desde hace años los científicos aportan datos sobre la existencia de un gran océano en el norte de Marte y, ahora, gracias a la tecnología y la mayor calidad de las imágenes, un grupo de científicos ha constatado que el planeta sufrió al menos dos tsunamis provocados por meteoritos que destrozaron sus costas.
Estas son algunas de las conclusiones de un estudio que publica la revista Scientific Reports (del grupo Nature), liderado por José Alexis Palmero Rodríguez, del Instituto de Ciencia Planetaria (Arizona, EU), y en el que participaron científicos del Centro de Astrobiología (CAB) y la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).
Hace unos 3 mil 400 millones de años hubo unas grandes inundaciones en Marte que se suponen fueron el origen del océano que existió en el norte, hipótesis que los científicos plantean desde hace décadas.
Si bien esa zona del planeta rojo es topográficamente muy deprimida -lo que es compatible con la existencia de un océano-, nunca los científicos han identificado con claridad las líneas de costa, esas huellas en el terreno que demostrarían que Marte albergó ese mar.
Este trabajo “ofrece una solución sencilla” a este problema, relata Rodríguez en una nota de prensa del centro estadounidense.
Así, los investigadores han documentado dos eventos de tsunami con olas de hasta 120 metros de altura y separados por un período de algunos millones de años que habrían destrozado las costas de ese antiguo océano de Marte.
Los tsunamis habrían sido provocados por impacto de meteoritos de unos 30 kilómetros de diámetro, señaló a Efe Mario Zarroca, del departamento de Geología de la UAB y firmante del artículo.
El primero de estos eventos de inundación arrastró bloques de rocas de más de diez metros de diámetro, dejando a su paso grandes extensiones de “depósitos caóticos” y, al retirarse el agua, canales excavados (como las corrientes de resaca en la Tierra pero a mayor escala).
Dependiendo del terreno, si era llano o con mayor o menor relieve, la inundación penetró en el continente hasta entre los 200 y 700 kilómetros.
El segundo tsunami ocurrió, añadió Zarroca, cuando el nivel del mar estaba más bajo y dejó depósitos distintos al primero: no se han identificado las acumulaciones de grandes rocas para este evento ni dejó grandes canales de retirada, sino lóbulos ricos en hielo que penetraron en el continente y que han quedado preservados hasta la actualidad.
Esto se explica, según el investigador de la UAB, porque las condiciones climáticas entre un tsunami y otro habrían cambiado mucho: en el segundo evento el clima habría sido mucho más frío y la inundación se habría propagado como un flujo compuesto mayoritariamente por hielo.
El poder obtener muestras de los lóbulos ricos en hielo provocados por el segundo tsunami en futuras misiones espaciales podría ser de gran interés (estos materiales están relativamente cerca del sitio de aterrizaje de la misión Mars Pathfinder).
En este sentido, José Alexis Palmero Rodríguez explicó que el hecho de que muchos de los lóbulos tengan límites bien definidos y que aún conserven su morfología característica sugiere que probablemente aún contengan salmuera congelada del antiguo océano y que podrían haber preservado su composición primaria.
Para Rogelio Linares, también del departamento Geología de la UAB y otro de los autores, este trabajo confirma la hipótesis de que en Marte hubo un gran océano y explica por qué no se habían obtenido pruebas geomorfológicas concluyentes sobre la existencia de sus líneas de costa: los tsunamis las habían prácticamente borrado.
Esta investigación se ha centrado en el análisis de una zona muy amplia de las llanuras del Norte y a la mayor calidad de las imágenes de cámaras como la CTX a bordo de la nave MRO (Mars Reconnaissance Orbiter) de la agencia estadounidense NASA.