En absoluta coincidencia con el nombre y propósito central de la coalición «Rescatar a Veracruz» (PAN-PRD), en Xalapa, nuestra hermosa y sufrida ciudad, también luchamos por ese objetivo. Nuestro municipio enfrenta un marcado abandono y deterioro en muchos sentidos. La deuda a la Universidad Veracruzana, de casi dos mil quinientos millones de pesos, desproporcionada y demencial, significa un golpe importante a la economía de Xalapa; con esa carga la UV no puede construir, comprar, pagar sus deudas, iniciar proyectos y, en algunos casos, ni siquiera cubrir lo básico de su funcionamiento; se genera, por tanto, una cadena de parálisis económica que afecta al comercio y sus empleos; estamos hablando de un caso grave. Lo es más la falta casi absoluta de inversión pública federal y estatal en nuestro municipio: en lo que va del sexenio de Peña Nieto, no hemos visto ninguna obra significativa y trascedente para nuestra ciudad, si acaso, lo más cercano es el mal llamado libramiento de Coatepec, una obra hecha en tiempos de Calderón, que no resolvió el problema planteado; no libra del paso por Coatepec excepto a quienes van para el rumbo de Huatusco, que son los menos. Fuera de eso, no hay nada. Ocurre algo similar con el gobierno del Estado, que concluye sin haber realizado obra importante en Xalapa, al menos no como solían hacerlo los gobernadores precedentes que dejaban alguna obra de relevancia como herencia a los xalapeños; el actual solo nos va a dejar deuda; si hizo la pavimentación de la avenida «Lázaro Cárdenas», pero con los recursos del impuesto del dos por ciento a la nómina, es decir, con dinero de los empresarios; dicho sea de paso que, a diferencia de experiencias internacionales, en Veracruz se castiga al inversionista, al que crea empresas y empleos, incluso ya aumentaron ese impuesto al 3%. La falta de inversión pública afecta sensiblemente nuestra economía, no hay empleo, no hay circulante, baja el consumo y se propicia un ambiente social irregular.
Tenemos otro gran problema en la falta de pago a los empresarios de parte del gobierno estatal, que los ha engañado y envilecido con absoluto desprecio. Sin pagos tampoco pagan, no invierten y no generan empleos. Es un circulo vicioso que oprime a toda la sociedad. La combinación de todos esos factores delinea un escenario catastrófico y de abandono a Xalapa, lo cual propicia la inseguridad en general y poco apego a la ley. Es triste que miles de xalapeños solo estén a la expectativa de los apoyos oficiales, manipuladores, ante la falta de políticas públicas sanas y eficaces, de presupuestos suficientes y programas de reactivación económica. Sin desarrollo se propicia la precariedad en todos los sentidos y se debilita a la sociedad, de por sí desinformada y canalizada a practicas clientelares, no al ejercicio de derechos.
Ese escenario nos plantea un elemental rescate de Xalapa, rescate del abandono, del desprecio oficial y la crisis. No es exagerado decir que, en mucho, a Xalapa se le castiga por su historia y por las votaciones que ha dado contra el partido oficial. El rescate supone un cabildo más comprometido y auténticos representantes populares que asuman un papel autónomo, de cara a los ciudadanos y exigentes con los gobiernos estatal y federal; supone el respeto a las leyes desde el poder público y una vida pública con certidumbre, con oxígeno y futuro.
El rescate de Xalapa, igual que el de Veracruz, supone la alternancia en el ejecutivo estatal y una mayoría independiente en el congreso; si quedan los mismos no pasara nada importante, si acaso algunos parches intrascendentes. La alternancia romperá los lazos delincuenciales, administrará correctamente los fondos públicos, será exigente con el gobierno federal, defenderá a los ciudadanos y propiciará condiciones democráticas para la libre expresión, la construcción de ciudadanía y el desarrollo.
Con la alternancia se terminarán las invasiones de áreas verdes y terrenos privados, se aplicará la ley, se devolverán esas áreas a la colectividad, en su caso, y a sus legítimos prioritarios. No habrá impunidad para los vivales que han sido protegidos por el partido oficial, irán a la carcel y se terminará con la nefasta práctica de agraviar a las familias xalapeñas a cambio de acarreados a los actos del PRI. Los bloqueos de calles ya no se permitirán, habrá puertas abiertas en palacio y atención sería e inmediata a los manifestares pero no se permitirá que se afecte a terceros; se va a terminar con el jugoso negocio de los llamados 400 pueblos, antorcha y cardenistas, todos sostenidos con recursos públicos en detrimento de necesidades sociales.
Todo eso supone y está en juego en la lección del 5 de junio: Continuismo o Alternancia. Distrito por distrito, de los 30, la única fuerza opositora que puede ganar al PRI es la coalición del PAN y el PRD.
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