En los momentos más complejos que la vida nos presenta es cuando sacamos lo mejor que tenemos como individuos. En las situaciones de adversidad es cuando tenemos que mostrar temple, serenidad, inteligencia y carácter. Claro, cada uno lo muestra acorde a como es y lo que es.
En dos días tendremos una jornada electoral que, por sí misma, pasará a la historia de la entidad. Cada quien hablará y escribirá según le haya ido en la ‘feria’. Según haya ganado o perdido a quien apoyaba, pero lo importante es mantener la calma y recordar que al día siguiente seguiremos checando tarjeta, abriendo los negocios y yendo a comprar a la tienda de la esquina. Es decir: la vida sigue.
Hoy más que nunca, necesitamos que nuestros representantes populares muestren su temple político. Su cordura y su madurez. Los representados estamos hartos de escuchar y leer ofensas y descalificaciones. No es con epítetos como se construye la democracia. Podemos estar de acuerdo o no con el actuar de alguien, pero no es para ofender con generalizaciones sin sustento.
No comparto las declaraciones hechas por nuestro representante de Xalapa. Él ha mostrado ser siempre una persona decente y de trabajo. ¿Era necesario hablar de cobardías en vísperas de la jornada electoral?
Un grupo legislativo es un equipo de trabajo. Se coordina y se empuja hacia el mismo objetivo. No con criterios uniformes ni unilaterales, sino con acuerdos y convergencias. De lo contrario, sería una especie de ‘pelotón chiflado’.
Reza el refrán popular que, ‘la ropa sucia se lava en casa’. Quizá debamos atender de nueva cuenta esta perla de la sabiduría de antaño. Sobre todo ahora, que con las nuevas herramientas tecnológicas a las que tenemos acceso (redes sociodigitales y otras), muchas personas ventilan sus problemas y éxitos con ‘amigos virtuales’. Hemos perdido la intimidad y ni cuenta nos hemos dado.
Pero lo bueno de la política es que se privilegia el diálogo para ‘destrabar’ los desacuerdos. Claro que una disculpa privada y pública no vendría de más. Porque hablar de cobardías no es hablar de valor, de carácter ni de independencia sino se precisa bien el término. ¿Quién tiene más valor, el que se suicida o el que enfrenta la vida con todos los problemas que la existencia nos presenta?
La suma de voluntades individuales no nos convierte en masa ‘aborregada’, sino en fuerza colectiva. Así se debe entender en política, de lo contrario, no existirían los partidos, colectivos, asociaciones y trabajos en equipo. Porque caeríamos en la simpleza de ser ‘borregos’ que necesitamos pastor.
En el caso de los diputados locales, me quedo con lo dicho por la legisladora Minerva Salcedo Baca: “El valor se demuestra siendo consecuente y trabajando en la trinchera, con el pueblo, en las colonias hasta las últimas consecuencias y en beneficio de la gente que representamos. Para defender los derechos del pueblo a la
salud, educación, vivienda y recreación de aquellos que nos hicieron
diputados.”
Por hoy es todo, les deseo un excelente fin de semana y no olvide ir a votar el próximo domingo. Nos leemos en la próxima entrega.