LA LIBERTAD DE EXPRESION es un Derecho Universal. El Día para celebrarlo deberían ser los 365 días y todos los años.
Las nuevas generaciones deberían saber de los millones de vidas que a la humanidad le ha costado este derecho. No esperemos que puedan valorarlo desde la ignorancia de la historia.
La libertad de expresión y de pensamiento son vitales para todo proceso democrático, para el perfeccionamiento de las instituciones y para que los gobernantes sean los primeros en someter sus actos a la ley y rindan verdaderas cuentas.
Los derechos humanos se crearon para ejercerlos y preservarlos pero en el mundo lo que ha prevalecido es su violación, en lo que México tiene un lugar destacado.
De poco o nada sirve que unos cuantos celebremos este Día de la Libertad de Expresión mientras sean más los que no pueden o por miedo no se atreven a gozar de este derecho.
De poco o nada sirve el derecho a la libertad de expresión si no es integral, si no incluye otros derechos como la libertad de pensamiento, de pleno acceso a la información pública, al conocimiento y el uso de las tecnologías de la información.
La Libertad de Expresión no tiene dueño, no es de ningún gremio, no es de los empresarios de la comunicación, no es de los gobernantes, es derecho irrenunciable de TODOS LOS SERES HUMANOS.
En el ejercicio de este y todos los derechos humanos, el Estado debe tutelar y proteger absolutamente a todos y no sólo a los periodistas. Mismos derechos mismas garantías para todos. Lo contrario es discriminación, prohibida por la Constitución.
Cuando el periodismo democrático y comprometido socialmente profundice y consolide su papel de caja de resonancia de millones de mexicanos que padecen de toda clase de injusticias y formas de violencia que atentan contra la libertad de expresión y además son violatorias de los derechos humanos, cuando se fortalezca en este país el trabajo del periodismo de investigación, que analiza y denuncia la corrupción, la impunidad, la desigualdad social, la manipulación del hambre, la violencia de género en todas sus formas y grados, la corrupción y el cinismo de políticos con poder, entonces y solo entonces, el proceso democrático arropará los propios periodistas y a todos los que ejerzan este derecho.
Cuando el periodismo con ética y con responsabilidad profesional, crítico y propositivo, sea la voz de todos los silenciados e ignorados por décadas, su fuerza de gremio se expandirá como parte de las fuerzas políticas impulsoras del proceso democrático y las leyes y las instancias burocráticas creadas para los periodistas, dejarán de ser lo que ahora son: trampas catalizadoras. http://despertaratiempo.blogspot.mx/2013/05/periodismo-cautivo_2.html