De las muchas fallas que tenemos como sociedad destaca la ineficiente educación sexual que le hemos proporcionado a nuestra juventud. Y lo totalizo porque mientras haya embarazos juveniles no deseados –así sea un sólo caso- es muestra que hemos fallado. El fracaso es compartido entre las familias y el Estado.

Podemos alegar en defensa propia mucho y, quizá, tengamos razón. Podemos culpar de nuestras limitaciones a otros y, quizá, tengamos razón. Pero lo cierto es que cada día vemos a adolescentes embarazadas o con más de un hijo. Jóvenes que deberían estar en las aulas preparándose académicamente, están atendiendo un hogar en ciernes y con un fracaso casi seguro.

El diputado secretario de la comisión permanente de Derechos Humanos, Atención a Grupos Vulnerables y Migrantes, Leandro Rafael García Bringas; comentó que los índices de embarazos no deseados en niñas y adolescentes van en aumento en el país, por lo que es necesario que las autoridades de Salud y Educación deben contener esta incidencia a través de fortalecer campañas de prevención y replantear la educación sexual desde los primeros años del nivel de enseñanza primaria.

Para reforzar lo dicho citó que: “el Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), basado en estudios publicados en mayo pasado, afirma que México enfrenta una ‘epidemia de embarazos de adolescentes’, dado que anualmente se registran más de 400 mil bebés de madres menores de edad y Veracruz es parte de las estadísticas, con 25 mil 729 casos.”

Recuerdo que el filósofo inglés Bertrand Russel ya comentaba en la primera mitad del siglo pasado, que la educación sexual debe ser igual para niños y niñas. Con bases éticas y científicas para que no sean ‘víctimas’ de las ‘enseñanzas’ de compañeros y amigos.

De igual manera, pero en el Siglo XIX, José Martí decía que las niñas deben ser educadas igual que los niños. Para que ambos –en el matrimonio- sean compañeros de vida con base en el respeto y la confianza.

Una de muchas realidades que hoy tenemos, es la cosificación sexual de varones y mujeres en los medios de comunicación masiva. Misma que ha sido reforzada en las redes sociodigitales que la Internet nos ofrece. Ante las realidades no podemos esconder la cabeza como el avestruz, sino enfrentar el reto y, con conocimiento, poder orientar a nuestra niñez y juventud.

Los valores se incuban en el hogar. En la escuela se fortalecen y amplían, pero la responsabilidad de los menores es, fundamentalmente, de padres y madres. Esto nunca tenemos que olvidarlo.

García Bringas comentó que para fortalecer las campañas no basta con informar sobre el uso de preservativos, sino también orientar en temas de sexualidad a los menores desde los primeros años de la enseñanza básica para que tomen conciencia del riesgo que implica un embarazo a temprana edad en su vida.

Pero también el legislador puntualiza su posición personal: “estoy a favor de la vida, pero también es necesario que la sociedad asuma su responsabilidad y se ataque el problema de raíz: así como hay orientación vocacional para saber qué carrera desean estudiar los jóvenes y campañas contra adicciones, también deben implementarse para frenar el número de embarazos no deseados en menores”.

Y sí, nadie está en contra de la vida. Pero queremos una vida plena, de calidad y realizaciones. ¿No cree?

Por hoy es todo, les deseo un excelente día y nos leemos en la próxima entrega.