La política no es más que no extensión de la guerra
Michel Foucault
A partir del 1 de diciembre, nuestra entidad se vestirá de nuevos colores, el azul y el amarillo se aliaron, con lo cual se produjo que juntos conquistaran uno de los feudos del otrora PRI, mismo que durante 86 años había sido gobierno y mandamás.
Sin duda, por la magnitud del alcance, dicho fenómeno cimbró al grueso de la población veracruzana, quienes mentalmente y bajo esquemas de racionalidad limitada, desempeñaban ciertos quehaceres en el marco del actuar de un partido-gobierno.
Politólogos reconocidos como Andreas Schedler, Dahl, Przeworski etc, han expresado que los procesos de desarraigo conductual no emergen solo por el cambio de la nomenclatura partidista, es decir, que no esté el PRI no significa que los actores de involucrados que se benefician no buscarán mantener su poder bajo el mismo esquema
Ya que el proceso electoral se fincó en la política del odio, como efecto multiplicador de simpatías-en gran medida justificable- que tuvo como aliado a una ruptura en el interior del PRI. El escenario no es claro.
Si de algo careció la elección, fue de propuestas, la reagrupación fue la constante nebulosa que impregnó el proceso. Si la bandera del encarcelamiento es nuestro activo y la necesidad de la población es la seguridad y una dinámica económica más activa, las cosas no cuadran.
Siempre he considerado, que quienes se benefician al margen de las instituciones deben ser señalados y procesados. Pero como demócrata, también entiendo que este tipo de sucesos lo que encarnan es que solo haya una transferencia del poder, pero el esquema de permanencia es el mismo.
Siguiendo el anterior planteamiento, se infiere que, si el PRI o MORENA no se vuelven atractivos para los ciudadanos, migraremos de un Fidelato a un Miyulato. Esquemas que por sentido común desintegran todo atractivo liberal de gobernanza.
Entiendo, que también se puede ver desde otra perspectiva, la razón de la política es el control del poder. Así los planteamientos reales de futuro siguen sin descansar en la colectividad. Le seguimos apostando a un personaje.
Y no hablo precisamente del Gobernador electo, también se puede esquematizar con la forma en que muchas personas desconocidas se vieron beneficiadas por pertenecer populista como MORENA, en el momento adecuado.
En política es tanto inevitable como legítimo estar en desacuerdo: de hecho, sin desacuerdo no estaría claro si todavía tenemos política o no. El asunto es cómo se trata a quienes son más, en un periodo corto con escasez de recursos.
Para lo cual espero que dicha transición sea un nuevo ciclo, y no precisamente una ruptura, una dislocación, porque eso viene acompañado de mayor temor, ira y dolor. Los beneficios del cambio pueden quedar eclipsados por la falta de capital humano en el proceso de reingeniería administrativa.
A nivel nacional en 12 años aprendimos lo que no queríamos, y en 4 la sociedad vuelve a mirar para atrás, parece que estamos avanzado en círculos y a eso le llamamos ciclo, y no precisamente al avance profundo, lo cual trastoca diversas aristas.
Sobre todo, cuando quien dirigirá la próxima administración estatal, es alguien que por perfil y actuar es más Priista que cualquier Priista moderno, salvo que ganó con las siglas de otro instituto político; ante ello me saltan a la mente las palabras de Reyes Heroles, en México todos son priistas hasta que con su actuar demuestren lo contrario.
Recordando: Es un error hablar de barbarie como un síndrome de otras épocas. La vida moderna tiene su propia barbarie y está a menudo dirigida contra quienes consideramos diferentes (Leon Wieseltier).