Oaxaca ha sido rehén de la CNTE por muchos años. El brazo armado de esta organización se llama APPO, asamblea popular de los pueblos de Oaxaca. Esa misma APPO que hace unos años nos horrorizaba con los bloqueos a una de las ciudades más hermosas del país, luchando por conservar privilegios de los líderes de la CNTE.
Durante años los gobiernos de Oaxaca prefirieron darle dinero a la CNTE (dinero de los contribuyentes), a cambio de mantenerlos en paz. Ellos (la CNTE) controlaba el presupuesto de educación de Oaxaca, controlaba las plazas de maestro de Oaxaca, decidía quien podía heredar o vender una plaza de maestro, autorizaba permisos y tenía una enorme cauda de delegados sindicales que no hacían nada pero cobraban como maestros.
Ahora que se lleva a cabo la mal llamada reforma educativa, que en realidad es una reforma laboral para el magisterio, la CNTE defiende sus privilegios con uñas y dientes. Juegan a los maestros mártires, que ganan poco y trabajan mucho. Nos recuerdan las fallas del sistema educativo, en especial la falta de infraestructura escolar. Pero también engañan a padres de familia y les hacen creer que pagarán la luz y otros gastos de la escuela de sus hijos.
Como perros rabiosos deciden continuar dañando la economía de Oaxaca y de Chiapas. Ya no tienen el dinero del presupuesto para hacer los grandes movimientos en la ciudad de México, así que se atrincheran en sus territorios naturales. Se unen a grupos de vándalos peores que ellos, y bloquean por más de siete días la mayoría de las carreteras de Oaxaca.
A estas alturas, se escuchan voces que exigen diálogo. Mientras tanto yo me pregunto porque la autoridad tiene que dialogar con delincuentes. Tú que esto lees, y yo, y el resto de los mexicanos debemos respetar la ley. Si cometemos un delito, nadie espera que la autoridad dialogue con nosotros, simplemente se debe de aplicar la ley. México clama por combatir la corrupción y sobre todo la IMPUNIDAD, pero eso sí, siempre y cuando se combata en los bueyes de mi compadre, es decir, en los otros, no en todos y cada uno de los mexicanos.
Un periodista esta tomando fotos de actos vandálicos, envía a su redacción esa información, y en momentos en que realiza su trabajo, encapuchados lo asesinan además de herir a dos de sus acompañantes. Esperaríamos escuchar a todas las organizaciones de derechos humanos y sobre todo a la izquierda, protestar enérgicamente por este atentado a la libertad de expresión. Pero no, los vociferantes no vociferan cuando quien comete los delitos es parte de su sector ideológico. Los mexicanos resulta que hasta en eso discriminamos. Si matan a un periodista en Veracruz hay que protestar enérgicamente (y tienen razón), si lo matan en la cdmx también, pero si lo matan revoltosos y vándalos, entonces ya no hay protestas enérgicas. Como tampoco hay protestas cuando un grupo de estudiantes asesina a un joven despachador de una gasolinera. Hasta en la ética y la moral los mexicanos discriminamos según nos conviene, en lugar de tener un criterio definido.
Cuando esa CNTE tuvo como rehén las plazas públicas de muchas ciudades del país, los ciudadanos exigían que los quitaran, que la ley se aplicara. Cuando un familiar, un amigo, o uno mismo está detenido en un bloqueo carretero, la exigencia de aplicar la ley y defender el libre tránsito se escucha en todos lados. Los oaxaqueños están hartos de ser rehenes de estas organizaciones criminales, ellos son los que primero exigen que se restablezca el orden en su estado. En Chiapas se escucha el mismo clamor por todos lados. Solo que la voz del pueblo es acallada por los gritos de aquéllos que defienden lo indefendible, esos que vociferan para buscar beneficios no para su patria, sino para su partido político, su grupo de presión, sus compañeros de ideología.
Los mexicanos apoyamos lo que nos conviene, no lo que conviene a México. Y eso, eso también es un acto de corrupción. Como el que vemos diariamente en las redes sociales, la traición al país generada por una defensa de una ideología.
Para nadie es un secreto que el gobierno de Peña Nieto carga con el estigma de la corrupción. En su gabinete se han cometido muchos errores. Sin embargo, la acción que se está tomando en Oaxaca es la correcta. El gobierno no puede echarse para atrás, sea cual sea el costo político que tuviera que pagar. México, Oaxaca, Chiapas, Guerrero, Michoacán, no pueden ser rehenes de los intereses de un grupo de mexicanos apátridas que medran en el presupuesto público y explotan a miles de maestros, sobajan y dejan en la ignorancia a millones de niños mexicanos y chantajean a miles de padres de familia, tan solo para seguir viviendo del presupuestos público.
Aquél que defienda a la sección 22, a la CNTE, a la APPO, no tiene memoria, o ha decidido no tenerla. Aquél que grita gobierno asesino, se le olvida que el monopolio del uso de la fuerza lo tiene el gobierno, y que evitar un enfrentamiento es tan fácil como respetar la ley, liberar las carreteras y dejar de realizar actos vandálicos. Porque de las víctimas de estos acontecimientos nadie se acuerda. Ni de los dueños de negocios, ni de aquéllos que han muerto porque su ambulancia no puede cruzar el bloqueo, ni de los que sufren escases de todo, gracias a los bloqueos.
Llega la policía a desalojar, y desalojan. Pero luego regresan con bombas molotov, personas armadas, grupos violentos, a apropiarse una vez más de la vía pública, de la autopista. Buscan y obtienen el enfrentamiento. Los líderes muy brillantes, deciden que hacen falta mártires para la causa, y azuzan a sus hordas a enfrentar con más violencia a las fuerzas del orden. Los líderes son felices cuando hay muertos y heridos. Ahora se pueden llamar víctimas de un gobierno represor, a quien le tiembla la mano para aplicar la ley. El gobierno afirma que sus fuerzas no llevaban armas. Yo me pregunto, ¿qué problema habría que portaran armas, si son las fuerzas del orden y deben de ir armados? Explicaciones ridículas en un país de caricatura, dónde hasta lo que se hace bien, se convierte en un gran error, y dónde la opinión pública es tan desinformada que cuando unos narcos matan a unos jóvenes, resulta que es culpa del gobierno federal, y éste es quien debe de devolver vivos a aquéllos que ya no respiran.
México no va a avanzar mientras no exista un verdadero estado de derecho. De nada sirven los esfuerzos del gobierno para estableces zonas económicas especiales, para desarrollar áreas dónde la pobreza y marginación son el panorama general, si no existe el imperio de la ley. ¿quién va a invertir en la zona del istmo de Tehuantepec si no hay ley, y si hay bloqueos y paros constantes, saqueos y manifestaciones diarias?
Eso a nadie le importa. Ni el desarrollo ni la educación de las próximas generaciones de esos estados, ni las oportunidades de trabajo y empleo. Lo que importa es acusar al gobierno que me cae mal, que no es del partido con el que simpatizo. No hay reflexión, no hay proyecto de país, lo único que hay son intereses mezquinos, que salen a la luz una y otra vez. Pobre México.
www.josecobian.blogspot.mx Elbaldondecobian@nullgmail.com @jmcmex