Soy un ferviente partidario del empoderamiento ciudadano, de que la sociedad, en el marco del derecho, el orden y el respeto, opine y su voz sea escuchada, y ¿por qué no?, de que llegue el momento en que tome en sus manos las instituciones para que estas sean manejadas sin corrupción, con pulcritud, con eficiencia y eficacia, a través de ciudadanos a los que la gente les tenga confianza y, ante el desprestigio de la clase política, sean los ciudadanos apartidistas los que tomen la batuta para conducir el destino de la nación.
El proceso de ciudadanización de las instituciones se ha venido dando paulatinamente en nuestro país, primero con un Instituto Federal Electoral, hoy INE, ciudadanizado y apartidista, y un Instituto Nacional de Acceso a la Información, igualmente ciudadanizado, hoy toca el turno al tema de la corrupción, y la creación de la Fiscalía Federal Anticorrupción deberá tener características apartidistas y ciudadanas, en lo personal prefiero los términos apartidista y autónomo(desvinculado del Ejecutivo) pues todos somos ciudadanos y en ese contexto todos los titulares de las instituciones, sean nombradas por el Presidente, por el Congreso, o por la sociedad civil, son ciudadanos mexicanos en pleno ejercicio de sus derechos.
La Iniciativa Ciudadana 3 de 3 representa un rotundo éxito para los empresarios y académicos que la promovieron y así deberían verlo los propios promoventes, pues es la primera vez en la historia de México que se da curso en el Congreso a una iniciativa surgida de la sociedad y no de la Presidencia de la República o de los Partidos Políticos a través de sus Legisladores, siendo aprobada en todas sus partes, con muy ligeras modificaciones,
Es por ello que la actitud asumida por el empresariado mexicano de no reconocerlo así, me parece una posición intolerante que no corresponde al alto perfil de los Académicos y empresarios que le dieron origen y sustento, corresponde más bien al autoritarismo y absolutismo del “todo o nada” o del “si no estás conmigo, estás contra mí”, que tanto han criticado ellos mismos porque afecta la estabilidad del país y sus inversiones.
Por eso digo: “para qué tanto brinco, estando el suelo tan parejo”, por qué desgarrarse las vestiduras cuando la iniciativa fue aprobada, en su totalidad y solo quedaron pendientes el tema de los formatos que se aplicarán para las 3 declaraciones que serán requeridas, dejando este aspecto a la decisión del Órgano Autónomo Ciudadano que implementará el Programa, es decir, dejando la decisión en los propios ciudadanos, propuestos por la Academia y los Empresarios, o sea que el balón estará en su propia cancha.
El otro aspecto es el que se refiere a la obligación que tendrán los propios empresarios de hacer públicas sus declaraciones cuando tengan negocios con el Gobierno. Donde por supuesto, no se puede generalizar pues si bien es cierto que la contratación de Obras y Servicios por parte del gobierno puede prestarse a corrupción y a que exista conflicto de intereses, pues no es bien visto que los funcionarios hagan negocio con sus compadres o parientes, también es cierto que debieron establecer en qué supuestos deberán los empresarios presentar sus declaraciones, quedando solo en la polémica, a mi juicio: la declaración patrimonial, pues la de estar al corriente en los impuestos y la de conflicto de intereses, están debidamente sustentadas y no tendrían por qué estarse discutiendo, ni de tildarse de venganza de los políticos, como han dicho.
En ese sentido, los Legisladores debieron establecer, sin ambages ni cortapisas, la 3 de 3 para todos los Servidores Públicos y los supuestos en que se hará obligatoria también para los empresarios, como por ejemplo, el monto de los contratos, la presunción de conflicto de interés o los antecedentes de corrupción comprobada en que hubiera participado la empresa.
Todos estos aspectos son mínimos y salvables, si consideramos que a la par, los legisladores determinaron que el nombramiento del Fiscal Anticorrupción será a propuesta del Presidente de la República y aprobado por el Congreso, y esto significa que será un hombre de confianza del Presidente y le deberá la chamba a este, al igual que a los Coordinadores de las bancadas en el Congreso que se pusieron de acuerdo para aprobar su nombramiento. Ahí no dijeron nada, ni les pareció suficiente para plantarse en “el Ángel”, como lo hicieron por nimiedades, cayendo en la intolerancia que tanto critican en los movimientos de la izquierda.
Este establecimiento paulatino de la ciudadanización y autonomía de los órganos de Gobierno, como decía, está en proceso, como la democracia misma y siendo esta la primera experiencia para el empresariado y académicos en que una iniciativa de estas características es discutida y aprobada en el Congreso, los empresarios e integrantes de la Academia, deben sentirse muy satisfechos y orgullosos de ser auténticos promotores y autores del cambio y por la apertura que les ofrece un Sistema Político incluyente y tolerante como el nuestro.