El cierre del sexenio priista en Veracruz, esta resultando más pesado, espectacular e ignominioso de lo que el menos pesimista hubiera pensado. En un afán vengativo, de odio y búsqueda de impunidad el Gobernador saliente y la mayoría de los diputados están tomando medidas que son de una obviedad anormal, ilegitima, antidemocrática, inmoral y profundamente irresponsable. Tan solo por tiempo ya no les corresponde a ellos tomar estas decisiones; hay mucho de indignidad y falta de decoro en el impulso de esas medidas. Pretenden comprometer porciones del presupuesto, cargos claves en la gobernabilidad y la transparencia, la nómina y las deudas; son medidas absurdas que tendrán efectos cuando ellos ya no estén. Si no fuera porque son capaces de eso y más, uno pensaría que está ante una obra de humor negro. Exhibe el gobierno una pobreza política inmensa que mucho habla, para mal, de las formas en que han gobernado con resultados desastrosos en todos los órdenes.
Era más o menos común que en los municipios, casi siempre los mas pequeños, los presidentes salientes se tomaran la libertad de basificar a los empleados de confianza, que casi siempre eran sus amigos y familiares; lo impactante es que, por ahora, también lo quieran hacer a nivel estatal; ya no es un gobierno «bananero» simplemente, por su primitivismo pasa a ser de nivel «chicharronero». Es un espectáculo de degradación del servicio publico, que contamina la vida publica y que afecta a toda la sociedad. Este tipo de gobernantes y diputados, abyectos y pusilánimes, son el origen de la violencia y la corrupción que azota a Veracruz. El daño moral y político que le hacen a nuestro estado es incalculable; son todo lo que no se debe hacer, son un mal ejemplo para las nuevas generaciones. Afortunadamente, siendo un problema político, muchas de las decisiones que tomen son perfectamente reversibles.
La sociedad se indigna, aprende y participa; es el saldo positivo de esta exhibición de desvergüenza e inmundicia. Van a tener un costo político personal los que avalen el kit de la impunidad; sin duda también le va a pegar en apoyo al todavía partido oficial. Los ciudadanos se darán cuenta de la importancia de participar, de ser vigilantes y estar informados; nunca mas votaciones en blanco, apoyos incondicionales y silencios que se vuelven cómplices. Este tipo de gobiernos han llegado a estos niveles de degradación porque la sociedad lo ha permitido o porque las fuerzas democráticas no han tenido la capacidad de detenerlos.
Tanto peca el que mata la vaca como el que le agarra la pata reza un dicho popular que es aplicable a nuestra circunstancia local; el ejecutivo propone aberraciones con la confianza de contar con diputados abyectos y sumisos, ambos tienen una carga pareja de responsabilidad. Si esas maniobras salen adelante, las dos partes tendrán que asumir las consecuencias legales y políticas de sus actos, pero sobre todo el repudio popular. Hoy mas que nunca se pone en cuestión el papel de los legisladores en el sentido de asumir la representación popular que se les confirió o seguir simulando y haciendo el trabajo sucio al ejecutivo estatal.
Vamos a ver en estos días hasta donde llegan los que ya se van, si algunas cuestiones eran cortinas de humo solamente y si tienen la inmensa y destructiva irresponsabilidad de llegar tan lejos en la degradación de las ya de por si débiles instituciones que tenemos. Su nombre quedará en la memoria popular y será asociado invariablemente a su partido; prácticamente estarán sepultando por mucho tiempo las posibilidades de recuperación del PRI. Sería muy oportuna la intervención federal para poner orden y el deslinde del priismo local para no tener que cargar con todo el costo que les van a dejar este grupo de aventureros. Puede parecer utópico pedir congruencia a todos los priistas y a su clase política, pero no hay de otra, vienen siendo indispensable si quieren tener un papel normal y aceptado socialmente en el nuevo escenario político de Veracruz.
Ahorita están envalentonados todavía, pues conservan el control del aparato público, ya veremos en unos meses si siguen con la misma desmesura; dudo que resistan la presión social; aprenderán que los abusos se aplacan, que no son impunes, que la gente cuenta y verán como tienen que salir en peores condiciones. Debieron haber entregado sin problemas, sin traumas y aportando armonía a Veracruz; no lo quieren así y en esa actitud «chicharronera» llevarán su penitencia. Veracruz, no es piñata, no vamos a permitir que lo sigan golpeando por afanes de impunidad y ambición; a partir de ahora se respeta y se cuida, en ello nos va la paz publica, nuestra tranquilidad y el desarrollo social y democrático.
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Recadito: La coyuntura exige posiciones muy claras de todas las fuerzas políticas veracruzanas.