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La semana pasada se realizó la Cumbre de Norteamérica, o también llamada de los tres amigos. Dicho encuentro tuvo lugar para discutir asuntos de seguridad, medio ambiente, competitividad y cooperación regional. Sin embargo, el encuentro resaltó en las redes sociales por el papel del Presidente de México, Enrique Peña Nieto quien protagonizó múltiples memes por un vídeo en el cual los otros dos líderes, Justin Trudeau y Barack Obama lo ignoraban quizás “sin querer queriendo”.
Después de este vídeo cualquier imagen era un buen pretexto para señalar que Enrique Peña Nieto no encajaba en el grupo de líderes. ¿Por qué no pertenecía? No fue por tener menor estatura a la de sus dos colegas o por su mal manejo del idioma inglés (bueno tal vez esto sí afectó un poco), ni por su saludo fallido a Obama mientras le daba la otra mano a Trudeau. El verdadero problema no está sólo en no salir en la foto, sino en lo evidente del mal manejo de políticas públicas. Uno de los mejores memes simula que el presidente dice estar en contra de los maestros y el populismo a lo que Justin Trudeau responde diciendo ─ Soy maestro ─ y Barack Obama ─Soy populista.
La caricaturización anterior, refleja dos grandes sucesos de la visita de nuestro mandatario a Canadá. El primero, que un líder de otra nación le pida dialogar con los maestros, señalando que él mismo estuvo frente a las aulas antes de ocupar su cargo actual. El segundo, la discrepancia sobre el término “populismo” que tuvieron los dirigentes de México y Estados Unidos.
A lo anterior se le puede sumar el intento de callar a los reporteros del extranjero como si se tratara de los de México, la notoria diferencia en el manejo de derechos humanos que existe entre Canadá y nuestro país y el desvío de preguntas realizadas por universitarios sobre temas como la seguridad del país.
Son esas acciones las que ocasionan un mal humor social, el evadir responsabilidades sobre Nochixtlán sólo ha logrado que el conflicto se extienda, señalar en el extranjero que tenemos problemas de seguridad como cualquier otra nación, empeora nuestra imagen porque es evidente que el gobierno en este momento no tiene control de la situación.
Aunque la discrepancia sobre el “populismo” iba enfocada hacia Donald Trump y su política, las palabras del Presidente de Estados Unidos fueron una cachetada con guante blanco para el nuestro, porque demuestran que la base de un buen mandato está en buscar condiciones de igualdad para todos, de lo contrario tarde o temprano las mayorías van a despertar y atacarán a las minorías, no porque busquen agresión, sino por la inconformidad y la desesperación de obtener respuestas ante sus necesidades y al momento la atención se ha desviado hacia la privatización de los servicios más importantes.
La cumbre de Líderes de Norteamérica afirmó el papel de cada uno de los mandatarios. El presidente de Estados Unidos se mostró como el mayor líder de todos, a punto de terminar su mandato se lució en todo momento. El primer ministro, Justin Trudeau sigue sumando seguidores por su carisma, fue un excelente anfitrión y hasta los mexicanos le admiran por su solidaridad con las causas y su capacidad de llegar a las masas. En tanto nuestro presidente demostró que los medios le intimidan, por ello aún en contra de las tradiciones del lugar pidió limitar las preguntas que le harían los reporteros. Resaltó como el ignorado y sus niveles de aprobación junto con el resto de funcionarios de la nación van en picada.
Pero aún podemos rescatar algunos puntos de aprendizaje, si bien el encuentro fue para tratar temas delicados, es necesario realmente trabajar en ellos. Durante una entrevista con jóvenes universitarios donde estaban también jóvenes de México, se le pedía a nuestro Presidente dar prioridad a intercambios, mejorar la educación del país y la seguridad, a lo cual respondió diciendo que se está trabajando en ello pero es algo que se refleja poco a poco. ¿Cómo lograr un verdadero reflejo de resultados, si los conflictos en múltiples entidades no cesan? La educación es base del futuro y así como nuestro dirigente señalaba que los maestros deben cumplir su función social y trabajar en beneficio de sus comunidades, invito a todos los servidores públicos a hacer lo mismo. ¡Cumplan con sus obligaciones!
Si cada uno desde el lugar que ocupa se dedica a desempeñar sus tareas debidamente estaremos haciendo un mayor aporte a esos resultados de los que tanto se habla pero pocos vemos. Al encargo de hacer lo que corresponde hemos de sumarnos todos, no sólo los funcionarios. Dejemos de ser jueces de cada evento, sobre todo cuando ni siquiera conocemos los hechos y seamos actores del cambio que deseamos en nuestra sociedad.