EL FINAL del espectáculo político de Veracruz, aún no llega.

Dimes y diretes, se propagan todos los días por los rincones de la entidad, donde los veracruzanos en general, no entienden, todavía, lo que esta pasando en la cúpula del poder político de Veracruz.

Dos, por ahora, parecen ser los únicos protagonistas que mantienen sus posiciones de enfrentamiento. Por un lado, el Gobernador Constitucional del Estado, Javier Duarte de Ochoa, y por el otro, el Gobernador electo, Miguel Ángel Yunes Linares.

Ya pasaron más de treinta días de la jornada electoral, donde, hasta ahora, todo indica que la mayoría de votos fue obtenida por el candidato del PAN, por lo que le fue entregada la constancia de mayoría, aunque, todavía, se mantenga en los tribunales, el suspenso sobre un dictamen favorable para el panista o se echa marcha atrás en el resultado.

Por eso, quizá, sea la guerra que se lleva a cabo en el campo político de la entidad, pues al no saberse con precisión quién obtuvo la mayoría de votos y por lo tanto, sea declarado ganador, parece que la última esperanza es lo que anima a muchos priistas, entre ellos, a los mismos que se encuentran en el poder.

Se dice y se dice bien, que hasta en tanto no haya una resolución definitiva del Tribunal Electoral, el cual estudia todavía las inconformidades presentadas por el Partido Revolucionario Institucional, nada hay en concreto. Esto es lo que se espera en el PRI, por lo que, también, no han adelantado nada que tenga que ver con la futura sucesión gubernamental, que si bien, todavía no entra en funciones el gobernador de dos años, es claro que el tiempo, es bastante corto como para dejarlo que siga pasando.

Mientras tanto, la gente del pueblo, sigue preguntándose: ¿Hasta dónde será posible que se mantenga este Show político?

Declaraciones van y vienen en ambos sentidos. Amenazas de castigo ejemplar para quien haya tomado el dinero que no le corresponde, es el PAN de todos los días, sin dejar de tener una respuesta cotidiana, también, de quien manda, todavía, desde el Palacio de Gobierno, y duerme, sin duda, en la famosa Casa Veracruz, donde hay reuniones periódicas de funcionarios gubernamentales convocadas por el mismo Ejecutivo Estatal.

No cesan, por lo tanto, los enfrentamientos, aunque éstos sean, solamente, a través de los medios de comunicación, donde se concentra la actividad política de ambos personajes, cuya guerra no quieren detener, porque de otra manera, nadie de los dos tendría eco en la propia sociedad.

Los medios de comunicación, juegan ahora, el papel más importante de toda su vida informativa, pues nunca habían tenido tanto material que dar a conocer y nunca, tantas declaraciones políticas de grueso calibre, se habían esparcido por todo el territorio estatal.

Esta es, todavía, la lucha político electoral en el Estado, donde no hay una fecha clave para su terminación, pues mientras unos dicen que todo parará cuando se de a conocer la decisión del Tribunal Electoral, otros asumen la creencia de que será hasta en tanto no tome posesión de su cargo el nuevo gobernador de la entidad.

Pero hay otros más que aseguran que este asunto de la guerra política entre Javier Duarte de Ochoa y Miguel Ángel Yunes Linares, seguirá más allá del inicio del siguiente gobierno, pues se considera que si el Gobernador electo, se confirma y toma posesión el primero de diciembre, se mantendrá este enfrentamiento y más si para entonces, el Gobernador Duarte, asiste, como se tiene previsto, a la ceremonia de cambio de poderes.

Falta mucho, todavía, para que la guerra termine.

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AHORA ES EL Congreso del Estado, quien se ha visto presionado para realizar su trabajo legislativo.

La constante presencia del gobernador electo de Veracruz, en la propia casa de los diputados, obstaculiza la plena libertad para ejercer su labor, pero al mismo tiempo, los obliga a pensar dos veces sobre la emisión de voto cuando se tenga que aprobar o desaprobar el paquete de iniciativas que enviara, en tiempo y forma, el Gobernador Duarte de Ochoa.

Pero, eso no es todo, porque ahora resulta que también las fuerzas externas, como es el caso de los empresarios del Puerto de Veracruz, también están enviando el mensaje a los legisladores sobre la toma de decisiones que harán en el caso de que aprueben las iniciativas pendientes.

El río estaba revuelto, pero ahora, de plano, se ha paralizado por la mezcla de agua y lodo, que en materia política, se entiende como una situación demasiado complicada para salir de los problemas generados por la sucesión gubernamental, la cual, hasta el primero de diciembre próximo, concluye definitivamente.

En estos momentos tan críticos para la propia legislatura local, la mayoría de diputados, ya quisieran que el cinco de noviembre les llegara, para dejar su curul, pero sobre todo, los problemas en los que se encuentran, pues su voto definirá muchas cosas, entre ellas, salir airosos de esta encrucijada política.

Y así como la mayoría algunos de los diputados priistas, no asistieron a la sesión en que se debía nombrar al Fiscal anticorrupción, la Sala Especializada en materia de corrupción y hasta la propia definición sobre el Consejero del IVAI, también pueden tomar la misma actitud cuando se tenga que tomar una concreta decisión, la cual puede ser pronto, como también, se puede dejar hasta el último momento, es decir, en la última sesión de esta legislatura, en el Congreso local.

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DE ULTIMA HORA, se conoce que revienta el aspirante a la fiscalía anticorrupción, Francisco Portilla Bonilla, renunciando, de plano, a esta posibilidad que lo había puesto, prácticamente, en el ojo del huracán.

Portilla Bonilla, tiene una amplia experiencia y una larga trayectoria política, que como expresara recientemente, el Secretario de gobierno, Flavino Ríos Alvarado, contaba con el perfil adecuado. Sin embargo, las condiciones políticas que se viven en este momento, lo obligaron a tomar esta decisión histórica para su propia carrera política, abandonando la aspiración y dejando que los diputados locales, hagan su propio trabajo, si es que lo hacen en el tiempo que les queda como representantes del pueblo veracruzano.

Desde el principio en que todos los aspirantes se fueron registrando para participar en esta elección, se sabía que el único personaje que subsistiría en los primeros lugares de la preferencia legislativa para ser nombrado Fiscal Anticorrupción, era precisamente Francisco Portilla Bonilla, dos veces Presidente Municipal de Córdoba, entre sus más recientes actividades públicas, pues antes ya había sido Procurador General de Justicia del Estado.

Pero, como ahora, en su nueva aspiración, las circunstancias no le fueron nada favorables, decide tomar la ruta más sana, dejando su lugar en la contienda y marginarse de este asunto que tiene una larga cola que pisar.

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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.

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