EN LOS RECIENTES días, el Partido Revolucionario Institucional, se ha convertido, en uno de los principales temas políticos de todo el país.

 

La discusión que se ha generado tiene que ver, sin duda alguna, con la proximidad de la renovación de su dirigencia nacional, cuyo proceso se ha visto acelerado después de que Manlio Fabio Beltrones, dejara de representarlo.

 

Diversas sugerencias han surgido en todas partes, donde se analiza, principalmente, su nueva situación política, en el escenario nacional, después de los comicios del cinco de junio, considerando que dentro de esta organización, se deben hacer las cosas de mejor manera y que para ello es preciso esperar el tiempo suficiente para tomar una decisión correcta, sin mostrar desesperación alguna.

 

Es claro que la organización política tiene sus principios bien definidos y que como tal no ha sido rechazada por la ciudadanía a la hora de votar por sus candidatos, sino más bien por la serie de irregularidades en las que han caído los gobernantes que ganaron elecciones a través de su misma estructura y que hoy, como ya se sabe, se han cobrado las facturas pendientes.

 

Por eso, nada se gana con apresurar el paso, aunque bien es cierto que la propia sucesión presidencial, ya se encuentra a la vuelta de la esquina y que por lo tanto, es necesaria su reestructuración lo antes posible, pero como también se ha dicho, en el escenario nacional priista, no parecen estar convencidos de encontrar un dirigente ideal que marque la pauta más correcta en este momento.

 

La pregunta es, pues, ¿Será verdad que en el PRI, hay desesperación y que por lo tanto, las cosas no pudieran estarse haciendo bien, con paciencia y reflexión?

 

Hasta ayer, seguía circulando la versión de que Enrique Ochoa Reza, aparecía como la única opción de los priistas para dirigir en estos momentos a la organización, aún sin saber, a ciencia cierta, quién es este personaje y que experiencia tiene en el manejo de grupos políticos, sobre todo, los que representan a las distintas corrientes internas que forman la estructura nacional. Esto, de alguna manera, ha detenido un poco el proceso, aunque se espera que en este día las cosas pudieran acelerarse más y proceder a la reestructuración política del partido en cuestión.

 

Los diversos sectores de este partido, parecen estar de acuerdo con la decisión presidencial, de llevar a Enrique Ochoa Reza, a esta posición, ante la escases de perfiles políticos de donde escoger o analizar con precisión, ya que, independientemente de ser una porpuesta presidencial, también es considerado un personaje que puede lograr mayor acercamiento con la sociedad y de ser más directo para cuidar mejor el respaldo de candidaturas para que la ciudadanía tenga la posibilidad de tener en las boletas de cualquier proceso electoral, a personas honestas que puedan conseguir los triunfos electorales que tanto le hace falta al tricolor.

 

El Partido Revolucionario Institucional, necesita deshacerse de la enorme cola de personajes que no permiten su avance, pues siempre son las mismas caras, como dice el propio pueblo, que aparecen a la hora de elegir a candidatos para buscar alguna posición política.

 

Sin embargo, es válido que algunos aparezcan de vez en cuando, pues son políticos que la misma sociedad reconoce y que anhela en el servicio público, pero lamentablemente, son muy contados, de tal manera, que es prudente para el PRI, que deje avanzar la cola de los buenos y deje en el camino a los malos, a los que ya tuvieron su oportunidad y que por alguna razón, la desperdiciaron abusando del poder y la avaricia.

 

EL PRI, por lo tanto, debe ser cauteloso y esperar a que surja el dirigente que requiere en estos tiempos. Desesperarse, como esta sucediendo en el interior, podrían ser, quizá, equivocadas decisiones.

 

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SI POR ALGUNA RAZON, Enrique Ochoa Reza, llega a la dirigencia nacional del PRI, se estaría, como ya se dice, subiéndose directamente al carro de la sucesión presidencial.

 

Quedarían, de esta manera, fuera de este proceso todos aquellos nombres que se han venido barajeando en los recientes meses.

 

Ochoa Reza, podría no tener la experiencia suficiente para dirigir en estos momentos al partido, pero le serviría, como parece ser la estrategia, de ponerlo en el escaparate nacional con rumbo, necesariamente, a la próxima candidatura del dos mil dieciocho.

 

Y lo mejor de todo, es que de acuerdo a ciertos analistas, este movimiento podría tener cobijo, incluso, entre quienes ya se han apuntado desde hace tiempo para esta participación política. Habría, como quien dice, consenso en este sentido y sería, tal vez, la mejor jugada que hiciera el Presidente de la República.

 

Por eso, quizá, la importancia que se le esta dando a este posible nombramiento en el Partido Revolucionario Institucional.

 

El Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, estaría dejando atrás la supuesta posición de tibieza política para dar el golpe que requiere en este momento el cambio político de la nación. Esto, de ninguna manera, afectaría los intereses políticos de quien avanza en el camino de la sucesión gubernamental para el dos mil dieciocho en Veracruz.

 

De ahí que se entienda, un poco más, la desesperada decisión dentro del PRI, para preparar el camino que seguramente el Presidente de la República, ya trazó y trasmitió a los sectores del propio tricolor.

 

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CON LA RECIENTE decisión del Tribunal Electoral de Veracruz, de realizar un recuento de votos en solamente ciento setenta y una casillas de catorce distritos electorales, el PRI estatal esta viendo la verdadera realidad, lo que acerca aún más al candidato de la coalición PAN-PRD, Miguel Ángel Yunes Linares, a ocupar, sin ningún problema, la gubernatura del Estado.

 

No le queda más al Partido Revolucionario Institucional, de Veracruz, que reanudar el trabajo político que, supuestamente, comenzó al otro día de la elección del cinco de junio.

 

Es lo que se ha aconsejado en los recientes días, porque no había muchas esperanzas de que pudiera cambiar el veredicto del pueblo veracruzano, dictado en las urnas electorales.

 

Las estructuras políticas del PRI, tienen que reactivarse para las futuras contiendas políticas, como la elección municipal, que ya se considera la antesala de lo que puede suceder en el camino hacia la sucesión gubernamental.

 

Una vez, concluido el proceso de renovación en la dirigencia nacional priista, vendrá, necesariamente, la reestructuración de la dirigencia estatal.

 

El tiempo, apenas si esta medido.

 

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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.

 

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