La alternancia en Veracruz presenta la valiosa oportunidad de replantear el rumbo del desarrollo y de trabajar al amparo de un nuevo pacto municipal que coordine los esfuerzos para el desarrollo entre los gobiernos municipales, el gobierno del Estado que entrará en funciones a partir de diciembre y el Congreso de los diputados.
Cometen un error quienes están operando desde el moribundo gobierno y desde la FENAMM para dejar minado el camino al próximo gobierno, es un error utilizar a los ayuntamientos para dificultar el trabajo de otra esfera de poder que es el estatal. Los veracruzanos queremos desarrollo generador de empleo y de dinamismo económico, queremos entrar en una nueva etapa en donde el trabajo coordinado de las diferentes esferas de gobierno y los sectores sociales detone el desarrollo, reactive el campo y la planta productiva para reconstruir Veracruz.
No se vale incendiar la pradera, ni se vale reunir a los alcaldes del derrotado PRI para pedirles que sirvan de estorbo al nuevo gobierno y le siembren de minas el camino, cuando lo que necesita Veracruz es concordia, trabajo coordinado y honradez, bastaría auditar las arcas municipales de los ayuntamientos priistas que siguieron un esquema de saqueo similar al del gobierno del Estado para poner a más de un alcalde con un pié dentro de la cárcel.
Y es que la política Municipalista en Veracruz que debió impulsarse desde el gobierno estatal fue nula en el presente sexenio, el Instituto Veracruzano de Desarrollo Municipal (INVEDEM) perdió todo sentido y fue utilizado indebidamente para operar políticamente en campañas electorales perdiendo el rumbo y la Misión para la cual fue creado. Es por ello que no existen políticas ni agenda Municipalista en Veracruz, el actual gobierno le dio la espalda a los municipios y suprimió aquél principio de “Municipio Libre” que instituyó en México el constituyente de Querétaro.
El INVEDEN se olvidó de que en Veracruz hay 212 municipios y que muchos de ellos son gobernados por otros partidos distintos al partido en el gobierno y que el municipalismo debe ser apartidista siendo sus principios más fuertes la democracia, la colaboración y la cooperación al desarrollo, es por ello que cerró su puerta a estos principios y cerró su puerta al resto de municipios de oposición y yendo más allá, la errónea política municipal estatal cerró la puerta a la participación de organismos especializados de la sociedad civil en el fortalecimiento de los gobiernos locales, en suma, el municipalismo en Veracruz retrocedió en todos los sentidos y el resultado de esto salta a la vista y se manifiesta en una disminución de la democracia municipal, menos inclusión social en las decisiones que afectan a todos, centralización del poder, funciones y recursos, sometimiento del poder municipal al estatal, leyes municipales injustas como lo fueron la extensión a cuatro años del periodo municipal, leyes que permiten endeudarse ilimitadamente a los ayuntamientos hipotecando el futuro económico de los municipios, falta de un verdadero sistema de planificación estratégica del desarrollo que dé resultados y rinda cuentas, falta de políticas intermunicipales y metropolitanas que detonen el desarrollo en todos los sentidos de las regiones y las ciudades.
En conclusión y viendo como una oportunidad este cambio de régimen en Veracruz, los ayuntamientos tienen grandes desafíos por delante y en la medida que desarrollen capacidades para asumir nuevos roles harán crecer las expectativas para el desarrollo de sus territorios. Los alcaldes actuales deberán tener la madurez de colaborar con el nuevo gobierno sin importar la filiación política, deberán establecer un nuevo marco de relación institucional que defienda sí la autonomía municipal pero que sea una relación colaborativa y de respeto que fortalezca no solo a los sectores sociales si no al mismo gobierno municipal y su administración pública para sentar las bases sólidas de un nuevo municipalismo veracruzano.
Los alcaldes, síndicos y regidores actuales ya se van, les quedan menos de año y medio para dejar el poder, en pocos meses iniciará el proceso electoral para renovar los 212 ayuntamientos de Veracruz, estamos a poco más de dos años de que se cumpla el Quinto Centenario de la fundación de la Villa Rica de la Vera Cruz, primer ayuntamiento de la América Continental, estamos a poco menos de un año de celebrar el Primer Centenario de nuestra Constitución Política Federal en donde un veracruzano brilló en la redacción de ella y muy particularmente en la elaboración del artículo Tercero y el Ciento Quince, Don Heriberto Jara Corona un Gobernador como pocos hemos tenido.
En estos cruces históricos, Veracruz tiene la gran oportunidad de reinventarse a sí mismo, ante el clima de ingobernabilidad y la falta de gobernanza, podemos darnos los gobiernos que queremos y merecemos, es importante establecer una nueva relación entre gobiernos, es el momento de implementar, más allá del discurso demagógico de siempre, políticas de fortalecimiento de los gobiernos locales que otorgue a los habitantes de los municipios buenos gobiernos y próximos buenos gobernantes, Miguel Ángel Yunes Linares puede ser el primer gobernador Municipalista en muchos años, y los alcaldes entrantes podrán ser los pioneros del nuevo municipalismo de Veracruz.
Los gobiernos municipales enfrentarán nuevos y más grandes retos, entre ellos el restablecimiento del orden y buen gobierno que permita retomar el camino del desarrollo que se ha perdido en Veracruz y que debemos retomar.
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