LA LLEGADA a la dirigencia nacional del PRI, de Enrique Ochoa Reza, es una buena oportunidad de renovar completamente a esta organización que ya cayó, sin duda, en el ostracismo político.

 

Requiere, desde cuando, de una buena limpia en todos los sectores que la integran, aunque tenga que pasar, por lo pronto, por una especie de crisis política al revolucionar a su militancia.

 

Es duro aceptar esta condición para todos aquellos políticos que ya se han convertido, efectivamente, en los dinosaurios del tricolor, donde han encontrado, desde décadas, la forma más oportuna y viable para hacerse ricos.

 

No hay político encumbrado en las filas del PRI, que no tenga, en este momento, la tranquilidad económica, pues todos, de alguna manera, han acumulado, aunque en algunos casos sea de manera honesta, grandes cantidades económicas que los mantienen dentro del ámbito de la tranquilidad personal y de toda su familia.

 

Quién de todos ellos, podría lanzar la primera piedra, negando las grandes oportunidades que su partido, el tricolor, le ha dado durante muchos años y que a base de estrategias se han cubierto unos a otros.

 

Mientras, el resto de la población, esta prácticamente, viviendo de milagro.

 

Esa es la oportunidad que ahora tiene el nuevo líder de esta organización política, al renovar completamente los cuadros que se encuentran integrados con personajes de toda la calaña.

 

Darle este nuevo giro al PRI en todo el país, sería comenzar a cumplir con los compromisos que ha contraído con la población, porque siempre se ha dicho que el tricolor es defensor de la clase popular, cuando en realidad, es propiamente protector de la clase política que se ha enquistado en sus filas y que no permite que la cola avance.

 

Así de fácil sería un nuevo PRI, con nuevos retos, con nuevas caras, con nuevos personajes que quieran a su país, sin dejar que todos estos nuevos rostros se contaminen con la corrupción política y económica.

 

Son tiempos para todos, pero de manera principal para el PRI, que necesita volverse, en realidad un partido revolucionario, cuyos ideales plasmados en sus principios políticos, se hagan realidad, pero ya no con los mismos de siempre, sino con nuevos actores políticos que tengan ganas de trabajar por su partido y por la gente del pueblo, aquella que por décadas, también, ha sostenido a esta organización política para el servicio personal de unos cuantos.

Es tiempo pues, de que Enrique Ochoa Reza, decida marcar el alto a los viejos intereses políticos y darle nueva vida al tricolor. Así, se cerraría un ciclo de vida política de un partido que ha sido usado, solamente, para saciar la sed de poder de unos cuantos políticos y la oportunidad de enriquecerse desmedidamente, al grado de que ya no existen recursos para poder resolver los graves problemas sociales a los que se enfrenta actualmente la misma sociedad.

 

La intranquilidad con la que vive el país y los Estados, permanentemente convulsionados por la violencia, tiene su origen, normalmente, en las pocas oportunidades que se le han dado a los mexicanos para vivir bien.

 

Y eso, es culpa, de alguna manera, de la misma organización política que no ha cumplido con sus propios postulados y que se ha desvirtuado por la acción de quienes se han aprovechado de estas condiciones para acaparar el poder económico y político.

 

Si el nuevo dirigente nacional del PRI, quiere trascender, sería con el firme propósito de cambiar al PRI, comenzar por darle un nuevo sentido a su presencia en el ámbito político nacional, aunque esto implique romper con los grandes intereses económicos que se esconden detrás de esta misma organización.

 

La tarea es difícil, a veces impensable y no viable, pero no deja de ser la primera oportunidad seria y precisa para que se genere, de verdad, el nuevo PRI que la mayoría política, en este país, requiere.

 

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SE DICE QUE AMERICO Zúñiga Martínez, no necesita calabazos para nadar.

 

Se ha forjado en la política y la ha vivido desde recién nacido.

 

Su padre, el Maestro Guillermo Zúñiga Martínez, fue un hombre político que vivió, precisamente, para la política, de donde el actual alcalde de la ciudad, aprendió el oficio.

 

Por eso, las presiones no le hacen nada, pues ha sabido salir de sus propios compromisos y lo seguirá haciendo desde su trinchera, en el Ayuntamiento local, donde ha conseguido el reconocimiento general.

 

Américo, es priista por el lado que se le quiera ver. Es de esos políticos que el tricolor necesita en sus filas. Es de los que tienen, de alguna manera, que ser parte de la transformación política de este partido. Es, en pocas palabras, de los jóvenes que necesita el nuevo PRI, el que ahora tiene en sus manos el nuevo dirigente nacional Enrique Ochoa Reza, con la oportunidad de su vida para renovarlo.

 

Ha caminado, de alguna manera, identificado con la política del Senador Pepe Yunes, por lo que ya lo veremos en campaña, cuando ya no tenga compromiso alguno con el municipio que gobierna.

 

Américo, seguirá haciendo historia en Veracruz, solo es cuestión de que las propias circunstancias lo permitan y eso, se verá, necesariamente en poco tiempo, cuando todo, nuevamente, comience a caminar por el rumbo de la sucesión gubernamental.

 

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TODAVIA NO SE INICIA propiamente el proceso electoral del dos mil dieciocho y las encuestas ya comienzan a emitir sus evaluaciones hasta el momento.

 

Han surgido resultados entre la población de México, donde que el PAN, esta encabezando las preferencias electorales para la próxima sucesión presidencial, sin atender, todavía, lo que pueda suceder en el dos mil diecisiete, donde habrá elecciones municipales y también gubernamentales.

 

Esto trae, desde luego, algunas preocupaciones de políticos que no logran entender que el PRI, no se puede recuperar de la noche a la mañana.

 

Actualmente, lo están ubicando en el mismo lugar que Morena, es decir, con el mismo porcentaje a su favor, lo que significa que no ha avanzado nada, ni siquiera con el anuncio de su propia reestructuración.

 

Y es que, la mayor preocupación política de los priistas, esta nada menos que en la posibilidad de que el Partido de Regeneración Nacional, pueda subir sus índices de preferencia política entre la población, porque esto implicaría que Andrés Manuel López Obrador, obtuviera mayor confianza de los electores de México, con el riesgo de que los votos lo pudieran hacer ganar las elecciones presidenciales.

 

Tienen razón, pues, los priistas que sufren ahora con los indicios de una preferencia electoral que no les favorece.

 

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Y EL LUNES, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.

 

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