Aparentemente ha pasado inadvertida la fecha hasta ahora, pero en dos años se estarán conmemorando el cincuenta aniversario del 68, año crucial y convulso en la historia de México. Por una parte se conmemorara el movimiento estudiantil que tuvo su momento culminante el 2 de octubre de ese año y la XIX Olimpiada México 1968 que, según recuerdo, fueron catalogados como los “juegos de la paz y de la amistad”. Del movimiento estudiantil, me referiré a él en otra ocasión posterior, ya lo he hecho en Carrusel y en la columna, pero ese hecho, por sí solo merece referirse a él de manera más amplia y detallada. Estando muy próximos la olimpiada de Río de Janeiro, tocaré el tema de la iconografía tan destacada que se utilizó para enmarcar gráficamente la olimpiada del 68. Subrayo lo de ‘destacado’ del diseño gráfico de los símbolos, que aún hoy a casi 50 años de la justa, sus símbolos siguen vigentes. Por ejemplo, en la nomenclatura (logotipos) de las estaciones del metro de la CdMx, siguen utilizando los mismos patrones de los diseños que creó el estadounidense Lance Wyman para dar identidad tanto al logotipo principal de México68, como a los de cada disciplina deportiva. En este sentido, todos los logos en particular están dispuestos en un cuadrado de esquinas redondeadas, a manera de los nichos de los cráneos grabados de Monte Albán, cual sellos de tinta esculpidos en piedra. Por otra parte, Wyman también se basó en los diseños y el multicolor del arte huichol (Nayarit), tan presente en la paloma de la paz, por ejemplo, y en el ‘optical art’, que es un estilo gráfico inspirado en el uso de ilusiones ópticas, es decir, los diseños producen efectos ópticos según se mueva la persona que las está observando. La iconografía de México68 perdura hasta nuestros días, y me atrevería a decir que ninguna otra de las olimpiadas posteriores sigue vigente hasta nuestros días.  Lo escribe Marco Aurelio Gonzàlez Gama, directivo de este Portal.