Mi abuelo le tenía un respeto irrestricto a la Constitución Política de México. Quizá porque durante la Revolución fue herido varias veces, quizá porque vio morir a muchos de sus compañeros en el frente de batalla o quizá porque siempre trajo una bala alojada en el cuerpo que, cuando la humedad y el frío arreciaban, le recordaba dolorosamente su pasado anónimo en la construcción de nuestro Estado Contemporáneo.
Su padre, mi bisabuelo, apoyó en diversos momentos y formas la resistencia Juarista. También respetó a Porfirio Díaz por sus logros en batalla y lamentó que uno de sus hijos luchara en contra del régimen porfirista. Pero siempre, decía mi abuelo, respetó y entendió que el viejo dictador se ‘engolosinó´’ con el poder. Y cuenta que así murió, leal pero crítico.
¿A qué viene todo esto? Se debe al exhorto que hace unos días hizo el diputado Jesús Vázquez González a la sociedad en general y a las iglesias de diversos credos a respetar los derechos humanos de la comunidad lésbico-gay.
Y en este sentido quiero citar textualmente los párrafos 1 y 2 del Artículo Primero de nuestra Constitución General. Lo hago porque me parecen ociosos los debates falsos cuando la ley es para cumplirla en beneficio de todos y todas, sin discriminación alguna:
“Artículo 1. En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución establece. (Reformado mediante decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación el 10 de junio de 2011).
“(…) Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas. (Reformado mediante decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación el 10 de junio de 2011)”.
Y es que, durante la décima segunda sesión del tercer año de labores de la LXIII Legislatura local, el legislador refirió que el matrimonio entre personas del mismo sexo, es un tema que ha tocado las fibras de la sociedad y erróneamente se ha dirigido hacia el lado religioso, cuando la intención de esta acción legal es proteger los derechos de pareja.
Tan sencillo como eso. Todas y todos tenemos los mismos derechos, por lo tanto, así como respetamos la diversidad ideológica, así debemos aprender a respetar la diversidad sexual. No podemos tener ciudadanía de primera y de segunda clase. Aunque las obligaciones sean parejas para toda la sociedad.
El diputado Vázquez González precisó: “La intención es exhortar a la Comisión de Derechos Humanos, al Congreso del Estado y diversas autoridades para que promuevan y limiten conductas adversas a los grupos lésbico-gay, porque el odio en la sociedad y los discursos incendiarios es por no tener tolerancia hacia quienes no piensan igual que los demás”.
Recordemos la máxima juarista: entre los individuos como entre la naciones, el respeto al derecho ajeno, es la paz.
Por hoy es todo, les deseo un excelente fin de semana y nos leemos en la próxima entrega.